2/23/2007

Una maga en Azeroth (II)

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UNA MAGA EN AZEROTH

CAPITULO I - Esperanza (II)

Las horas se sucedían con calma, en el poco frecuentado lugar, hasta que a lo lejos se empezaron a escuchar unas pisadas.

Las pisadas firmes, con un resonar de cascos, demasiado contundentes para ser de caballo y poco veloces, dieron paso a la figura de un imponente tauren que ya conoció con anterioridad, de nombre Tooro y le saluda.

Le saluda, mientras él pasa por su lado, raudo, levantando una ligera brisa en su carrera, ignorándola por el camino, empuñando sus armas con una ferocidad y presteza tal, que ella había empezado a temer por su vida. Seguro que una vez más se le estaba acercando un elemental pro la espalda… No sería la primera vez que estando absorta algo la atizaba sin darse cuenta.

Se gira para contemplar la escena que día tras día lleva viviendo desde que nació… La de alianza y horda peleando entre sí, por algún pecado que tal vez hace mil años cometieron sus ancestros… Y el rencor, el odio, el despecho, les persiguen desde entonces como fantasmas famélicos, guiando sus actos como si fueran títeres carentes de voluntad alguna.

Gnomo y tauren bailan una danza al son de una música ancestral, entre estallidos y chirridos metálicos, algo que han hecho desde que eran adolescentes, porque la rabia corroe las venas de muchas criaturas en Azeroth.

Ella intenta desesperadamente detener la lid, chillando la única palabra que conoce que puede impedir este desastre. “¡No!”, dice una y otra vez, pero nadie la escucha…

Pelean, pero no ven a su enemigo. La maga está segura de que cada uno frente a sí, ve los asesinos de todos sus compañeros, las pesadillas de muchos años. Es triste, pero pelean contra recuerdos.

Lo llaman venganza, lo llaman justicia… Pero ella lo llama estupidez.

Tooro brama. “Ayúdame” le dice. “Ayúdame a matarlo”, insiste en su afan de clavar una y otra vez el hacha en el cuerpo del gnomo. Pero ella se niega mientras le recuerda “Ya sabes que yo no ataco en primer lugar… Si el te ataca yo te defenderé, pero no esperes que te siga en una cruzada que no comparto”.

Sabe que Tooro la desprecia, como la desprecian muchos más. No le importa. Nunca dejará que nadie decida por ella como tiene que vivir su vida.

La batalla termina pronto, con el cuerpo de un Tooro roto a los pies del mago. En su silencio, en la falta de respuesta, puede oír la maldición de Tooro sobre su alma. Por su traición, por haberle negado su ayuda, por su mutua incomprensión.

“Vivo en un mundo de locos, pero al menos, quiero vivir siendo fiel a mí misma”, se oye decir mientras suelta a Da Vinci en el suelo.

A la carrera llegan al lugar un elfo nocturno y un humano, a todas luces brujo, con su genio siguiéndole los pasos de cerca. Se reúnen en torno a Elmasalto, comprobando su estado, y se giran a observarla.

Cuando parece que van a tomar las armas, la voz del gnomo les detiene (¿le ha parecido entender Xaerodani? ¿será el nombre del brujo?), y ella, agradecida por su gesto, se acerca a saludarle, mas en su torpeza se resbala y ataca a su “salvador” con la vara.

“¡Por la Fuente del Sol!”, retumba el pensamiento en su cabeza, “¡no!”.

Y en ese preciso instante sabe que no tiene salvación: pagará el error con su vida.

La tristeza la embarga mientras Elmasalto formula algo que ella conoce bien, cono de frío.

La tristeza la embarga al observar las facciones que destilan de desprecio del humano y el nocturno, que a buen seguro recriminarán a su compañero su buena fe, y le dirán que toda la Horda son unas sabandijas traidoras.

En vano intenta decirle que no ataque, que ha sido un error… Como antes, no pueden comunicarse.

Ella no se defiende, no le ataca, le deja hacer sin más… Acepta su error, y permitirá que su espíritu vuelva al lugar de donde surgió. Quizás esta vez consiga hacerse entender.

Con un último mordisco helado, la carne da paso al alma, y se desprende etérea de su cáscara mortal.

Contempla su cuerpo de muñeca doblado en ángulos imposibles a los pies de la alianza… Pero no siente rencor en su interior, solo lamenta el golpe que desencadenó esta tragedia. Se pregunta cuántas veces algo así habrá roto con los intentos de establecer un puente de paz entre ambas facciones.



Se despierta en el cálido abrazo del ángel de la sanación, y se regala un merecido descanso, antes de seguir la cadena de plata que une su esencia al cascarón de carne que quedó en el círculo interior.

Quiere volver y pedir disculpas, hacerles entender su error, y así lo hace.



A su regreso al megalito, todo está en calma, ellos siguen allí.

Hay un raudo cruce de miradas. Vacila al observarles con sus ojos verdes y almendrados, pero se decide a levantar la mano a modo de saludo, y como puede le intenta explicar a Elmasalto la confusión. Se sientan a compartir una bebida y reponer las fuerzas, mientras gesticulan como pueden para hacerse entender.

El tiempo pasa rápidamente, para cuando se dan cuenta ha anochecido, y el calor que emana de la pequeña pira a los pies del megalito, se hace patente. La luna brilla llena en el cielo. Puede escuchar un saludo del nocturno a su diosa, la Dama Elude. Saranna hace tiempo que no conoce dioses a quien orar.

Elmasalto y Xaerodani se levantan, para despedirse, y así se dan un último adiós. Quizás algún día, en el futuro sus caminos vuelvan a cruzarse, y espera que sea como esta ocasión. Ella recordará sus nombres, no sabe si ellos la recordarán…

Hoy, pereció, pero está contenta en cierto modo, porque hay un rayo de esperanza. Un pequeño puente permitió que tres personas vieran que no todo tiene por qué ser odio sobre la faz de estas tierras, y que no todos son asesinos de niños a los ojos de su enemigo.

Una maga en Azeroth (I)

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UNA MAGA EN AZEROTH

CAPITULO I - Esperanza (I)

Era media tarde de un día soleado en Tirisfal, cuando la menuda maga elfa de negros cabellos decidió ir de aventuras.

Se había hospedado la noche anterior en la posada de Undercity, y recuperarse así del cansancio de la dura jornada, en compañía de sus hermanos de batalla.

Desde hace una semana que no se le borra la sonrisa de la cara (salvo en contadas y especiales ocasiones, tras un encontronazo), feliz por haber encontrado un grupo de compañeros afines con quienes explorar el continente: han logrado formar un ameno colectivo de jóvenes locuaces y arrojados, de momento todos ellos bien avenidos. Atrás quedaron sus días compartiendo la hermandad con su buena amiga, Moony.

Saranna pasó por el banco un momento, a recoger una bolsa repleta de patas de araña, y se dirigió rauda a comprar un vuelo en el primer murciélago disponible a Hammerfall. Afortunadamente el tiempo acompaña y no tendrá que empaparse bajo la lluvia en el camino.

Se acomoda tranquilamente sobre el lomo de la bestia, mientras le acaricia el pelaje áspero, pero familiar. Cada tanto, le da un trocito de para de araña. Los pobres murciélagos recorren largas distancias, y siempre ha creído que es mejor que viajen contentos. Nunca se sabe si a última hora te podrían dejar caer en un arrebato colérico, si bien parecen animales bastante pacíficos y bien entrenados.

Murci –como ha decidido llamar a la bestia en un ataque de originalidad-, aterriza suavemente sobre las maderas cerca de la posada de Hammerfall, tras lo cual ella baja al suelo de un salto, le palmea la cabeza, le rasca detrás de las orejas y entrega la bolsa de patas a Urda -la cuidadora del poblado- para que tenga a Murci bien alimentado en su ausencia.

Pega un par de brincos, lo que provoca que su larga melena ondee tras ella, acompañando en el movimiento a sus largas orejas. Se despereza, estirando los brazos mientras mira al cielo: definitivamente, es un día fantástico para salir a explorar.

Intenta localizar mentalmente a sus amigos, pero la mayoría siguen durmiendo… “Es igual”, se dice, “iré a dar una vuelta por las zonas de elementales”. Había leído no hace mucho en el Arathi Post que por algún motivo habían aumentado la población de elementales sin motivo aparente y se pedía a los lugareños desocupados que fueran a echar un ojo.

Nunca le ha gustado mucho la soledad, motivo por el cual acabó en Defensores de Lunargenta, donde la gente es abierta y está ávida de novedades. Para ella es mucho más agradable vivir en compañía, ni que sea de Da Vinci II, su pequeña mascota, una ardilla mecánica que le regaló Evitame cuando perteneció a los Hatebreeder.

Siempre ha pensado que las construcciones de los ingenieros tienen que tener algo de mágico. Todavía no ha visto que su compañero mecánico se oxide, ni siquiera tras un día entero de llover. Es algo que le resulta totalmente asombroso.

Con Da Vinci a sus espaldas, formula un par de hechizos de protección, su sempiterna inteligencia y su escudo de maná -no es algo que tenga que pensar, es un reflejo instintivo-, y se pone al trote en camino.

Decide que su primera parada son los elementales de roca, viven en un terreno tranquilo –apara todo lo tranquilo que puede llegar a ser un territorio en disputa entre la Alianza y la Horda-.

A medio camino, se detiene a recoger unas hierbas en el suelo: pequeños tallos dulces al gusto y que dejan un aliento fresco después de masticarlos. Puede que el mundo crea que los elfos que ahora llaman “de sangre” o “sanguinarios” hacen honor a su nombre, dejando a su paso un rastro de sangre y dolor… Pero no algunos han decidido no perder el contacto con la naturaleza, y no ven la vida a través del cristal con que miran sus congéneres. Algunos, aun esperan que un día llegue la paz. Todo esto pensaba la joven mientras recuperaba el aliento en su larga carrera.

Con un pase rápido de manos, renueva su escudo, y prosigue su camino.

Asombrada, contempla la cantidad de raptores y arañas que pueblan el paraje. Se le antoja increíble que no se hayan extinguido en estos tiempos de caza indiscriminada. Parece que algunos ejemplares alcanzan la edad madura para poner huevos y criar las nuevas generaciones.

Cuando llega al círculo interior, contempla desde lo alto el monolito de piedra. Espera que, en algún lugar, la Princesa de la Tierra viva días más felices tras su liberación.

Distingue una menuda figura… Parece que un gnomo ha llegado ante que ella al lugar, a buen seguro para comprobar si es cierto que la población de elementales necesita ser controlada. Dedica unos momentos a contemplarle y analizar qué clase de posible enemigo podría ser… Deflagración arcana… Es un mago.

Suspira al aire. Qué le va a hacer.

Estos días pasados, cada vez que se ha topado con un aliado, ha tenido que luchar. Ya está cansada. No tiene ganas ningunas de matar a nadie. Tampoco parecen entenderla cuando ella habla, en un esfuerzo por explicar que es pacífica y no va a causar mal alguno.

“En fin”, se dice, “la vida es un cara o cruz… Voy a probar suerte”.

Baja a la carrera con la capa agitándose, y la falda arremolinándose a sus pies, empuñando su preciosa Vara Ilusionaria y el Encendedor de Jaina que Darkmäge le regaló. Sonríe al recordar cómo le gusta chincharle cuando se cruzan, y se encara así al elemental, con una sonrisa en la cara, pero sin perder de vista al pequeño gnomo.

Se concentra apuntando con precisión y vocalizando un hechizo que generará el cono de frío destinado a impactar en su enemigo. Sus experiencias previas le han demostrado que tiene tiempo de lanzar tres conos, antes de que el bicho la deje aturdida. Los primeros días había introducido el congelar sus movimientos en la estrategia, pero lo desestimó por pérdida de tiempo y esfuerzo mental.

Tras la deflagración del primer golem, Da Vinci chilla aterrado mientras pedazos de roca llueven a su alrededor. “Mejor será que lo coja en brazos, o le guarde en la mochila, en cualquier momento una piedra le aplasta la cola”, piensa. Así que se agacha para arropar la ardilla con un brazo.

Está segura que la visión de su estampa, ardilla en brazos, mientras contiene elementales, tiene que ser de lo más divertido para quien la pueda observar en su tarea de la tarde. No le importa, sabe que es un ejemplar raro de elfa, y así lo acepta.

Ensimismada como estaba en sus pensamientos, no se percata de la proximidad de la figura que ha llegado hasta su lado.

Por un segundo las pupilas se le contraen, presa del pánico.

No está acostumbrada a la batalla, pero ha aprendido una cosa: que si la alianza quiere acabar con ella, casi siempre lo consigue, más que nada porque suele negarse a luchar.

Nota como el corazón se le acelera y los músculos se tensan por la presión del momento. Su mano, agarrotada en torno al bastón, parece actuar por si misma intentando trazar algún hechizo… Pero su mente, mantiene la insta a mantener la calma.

El hombrecillo, intenta decir algo… Y sonríe…

La sonrisa de la Alianza es traicionera, muchos han sido los que le sonrieron y la atacaron por la espalda. No hay honor en ellos… Pero no hay honor tampoco en muchos de sus “compañeros” de la Horda. No hay honor en este mundo, y no se hable más. Es un concepto arcaico que ha caído en desuso.

El mago frunce las cejas al ver que ella no comprende… Pero se esfuerza en repetir sus palabras…

Saranna se arrepiente de no haber intentado aprender nunca común, pero no es algo que se enseñe ya en su pequeña escuela de Sunspear. Se esfuerza por leer sus labios…

“El m…”… “El mas…”…“El más alto”…

“¿El más alto?”, se pregunta incrédula “¿Me está llamando larguirucha la cosita esta?”

El diminuto mago la mira con cara de exasperación, por las dificultades que le está acarreando la diferencia de idiomas en la comunicación…

Se señala a sí mismo con el índice, apuntando a su propio pecho y repitiendo sus palabras… Y ella comprende “Ah… Es su nombre… Elmaslato… Qué gran sentido del humor tienen los gnomos” Y le sonríe en respuesta, pronunciando su propio nombre con su voz musical que en comparación a la del gnomo parece de cristal.

Elmasalto sonríe a su vez. Breves instantes más tarde, agitando su mano a modo de despedida, mientras retoma su cruzada contra los elementales, a la vez que ella hace lo propio.

El día continuaba tranquilo en un círculo iluminado por la luz del sol, radiante en su trono celeste.

El pequeño gnomo saludaba cada tanto mientras realizaba sus estudios de prospección a los trozos de elementales que se desperdigaban en la tierra.

2/16/2007

Sinceridad

(c) KidChan


Quieres que sonría y que te diga que todo está bien. Quieres verme alegre, sin tener que enjuagar mis lágrimas. No te preocupes, no lloro. Te veo y estoy feliz. Por eso, sonrío. Y porque siempre me dices que estoy más bonita así.

Ya no puedo hablarte como antes, tengo que callar gran parte de lo que pienso.

La experiencia me ha enseñado que los llantos y los celos son un arma de doble filo. Pueden ayudarte a conseguir lo que quieres, pero es un doble o nada.

Yo, que oigo tus risas, hago lo que puedo por no perderlas.

Ya no hablamos como antes, somos algo extraño a caballo entre amigos y algo más. Una vez te leí un poema de Neruda. O te lo señalé. No creo que lo leyera… Porque se me hubiera roto la voz de haberlo hecho. Así que probablemente, te lo señalé sin más.

Escucho lo que me cuentas, y comparto tus anhelos. Quiero ver que eres feliz y consigues lo que te propones. Sé que hoy por hoy, realizarse es lo que más importa al ser humano inteligente, y tú lo eres (aunque a veces también seas un tanto torpe), por eso te adoro. Si tú estás feliz y contento contigo, estarás feliz y contento para mí.

Hay pocas personas así, por eso te estimo. Me acuerdo aquel día, en la playa, cuando hablamos y me dijiste que no querías perder mi amistad… Bueno… Discutiríamos al respecto… Amistad, amor y odio… Son cosas muy cercanas. Pero bueno… Tú sabes que a mi modo loco yo te quiero… Porque si no, te hubiera enviado al baúl de los recuerdos.

No sé muy bien qué somos, pero me he dado cuenta últimamente de que no sirve de nada ponerle etiquetas a los sentimientos. No importa para nada lo que yo diga que siento, porque estaré mintiendo, como me parece que mientes tú con lo que dices.

Usamos las palabras como escudos… Y lo que de verdad importa es lo que hacemos. Nos queremos más, seguramente, que mucha de esa gente que dice que se quiere y luego se muelen a palos. Nosotros, no lo decimos, pero cuando estamos juntos lo demostramos.

No importa, está bien así. Me gusta cuando estamos juntos y lo pasamos bien. Me da igual la etiqueta que le pongamos. Somos amigos especiales, no necesitamos otro nombre. Eso me basta.

Hay quien me llama tonta por mi forma de comportarme. Me importa un comino. No son quienes para juzgarme. Me juzgo yo, y nadie más, y a este respecto si acaso me importara el juicio de alguien, sería el tuyo.

No discutimos desde hace tiempo, cuando nos vemos estamos contentos. Me conformo con abrazarte y descansar contigo, y los largos paseos… Hablarte de cómo me siento a veces y lo que me pasa, o mi mierda del día en el trabajo o lo guay que ha ido todo.

Igual esto es madurar. No tengo ni idea, porque en todo caso, es la primera vez que maduro.

Para mi próxima vida, si es que la hay, pediré que me entierren o incineren con mi blog en soporte digital. Igual me sirven las reflexiones para algo.

Soy consciente de que sabía que algunas cosas iban a pasar… Pero ahora que las tengo encima y las veo en serio… Mentiría si dijera que no tengo miedo. Me produce cierto reparo el próximo otoño. A veces pienso… Igual te olvidas de mí. Quien sabe. Igual me olvido yo.

Tienes el poco tacto de decirme que te alegrarás el día que encuentre alguien que me quiera “de verdad”. Tienes el poco tacto de decirlo en el peor de los momentos y el peor de los lugares. Piensas que es un halago y que quizás así me demuestras que me quieres mucho y quieres lo mejor para mí…

Pero los dos sabemos que es mentira. Te morirías de rabia, como me moriría yo si eso pasara… Así que tengo el buen juicio de no decirte lo mismo, porque si sucediera, hoy por hoy, me partirías el alma.

Déjame elegir a mí lo que es mejor para mi persona. Yo sé pensar por mí misma. Para mí lo mejor hoy, es divertirme contigo.

Mañana igual no siento lo mismo, mañana igual se me pasa.

La vida es muy rara. Tiene golpes de efecto y en uno de ellos nos conocimos tú y yo.

Muchas veces me pregunto qué hubiera pasado si aquel día al salir de clase me hubiera ido a dormir a casa, que es lo que hubiera tenido que hacer. Pero bueno, a veces no puedes evitar los acontecimientos. Tarde o temprano, nos hubiéramos separado.

Siento haberte hecho daño atacando una de las cosas que más querías… Pero yo también estaba dolida.

Cada vez que me decías que él era la cosa que más querías en el mundo, yo me quedaba pensando… ¿Y qué lugar ocupo yo? Pero bueno, fue una conducta infantil.

Dicen que quien más te quiere, te hará llorar… Porque es la persona que conoce a la perfección donde apuñalar. Yo lo sabía… Y te acuchillé. Quería verte sangrar, quería que te doliera como me dolía a mí. Y lo conseguí. Ahora me arrepiento, claro… Pero con eso no arreglo nada.

Cada día desde entonces me esfuerzo en enmendarlo, en hacerte olvidar que fui mala, y en olvidar tu torpeza y mis propias heridas. Como estábamos molestos, dijimos muchas cosas que no sentíamos ninguno de los dos, o que –aun sintiéndolas- no hubiéramos dicho en otro momento.

Aprendí –al fin, yo creo- que hay peleas que no vale tener, y hay que morderse la lengua antes de decir según qué cosas. Me duele una horripilación pensar que los dos aprendimos esto juntos y quizás no podamos disfrutar de este conocimiento… Porque esto lo disfruten otras personas a nuestro lado.

Si eso llega (o cuando llegue), ya no importará tampoco.

Me hago muchas veces la fuerte. No es que no esté alegre, claro. Estoy alegre porque salimos por ahí, vamos al cine, charlamos en casa… Estoy alegre porque me hace ilusión verte. Y ahora… Que soy consciente de verdad de las cosas… Me da miedo qué pasará durante la primavera y el verano.

Carece de importancia esto también. No podemos evitarlo. Pero sabes que odio todo lo que no puedo controlar.

Quizás piensas que mi forma de actuar ha sido así siempre. Porque cuando pasó lo que pasó no me aparté, y decidí seguir siendo tu amiga.

Decidí seguir siendo tu amiga por puro egoísmo, para que no me olvidaras. Claro que me dolía. Sobretodo cuando no parabas de repetir según qué cosas. Cada palabra de aquellas que los dos sabemos, parecía un dardo envenenado.

Sé que no era tu intención, pero eres tonto… Y no sabes decir las cosas de otra manera. Te llamo tonto, con todo el derecho que me da hablar de igual a igual, pues yo también lo soy en ocasiones. No te das cuenta del daño que hacen a veces las palabras.

A veces te dejo hablar, porque sé que necesitas decir lo que piensas. Un día aprenderás como yo a callar aquello que puede resultar dañino. Aquella información inútil destinada a envenenar las relaciones con la gente que quieres. Porque la sinceridad completa no es buena tampoco.

Tú, que eres como eres, seguro que conoces a Quim Monzó y sus cuentos. Igual recuerdas aquel de la pareja y el restaurante japonés. Se titularía sinceridad o algo así, y es bastante ilustrativo.

Hay que decir aquellas cosas necesarias que van a ayudar a crecer la relación… Pero aquellas que tienes dudas o piensas que van a ser dañinas, no hace falta, si mañana tendremos que pedir disculpas por ello.

Yo sé que tú eres una persona muy sincera. Eres un buen chico. Me gusta eso de ti. Por eso dices las cosas tal como las sientes. Yo, también las digo… Pero intento (ahora) buscar la mejor forma de decirlo.

Y por cierto… El poema de Neruda, aquel otro, el de “Si tú me olvidas”… Es mentira todo. Yo no habré olvidado.

Espero que allí donde te estés, te vaya todo bien, y que a la vuelta todo siga como siempre.



Ain't No Sunshine


Ain't no sunshine when she's gone
It's not warm when she's away
Ain't no sunshine when she's gone
She's gone much too long
Any time she goes away


Ain't no sunshine when she's gone
Wonder if she's gone to stay
Ain't no sunshine when she's gone
And this house just ain't no home
Anytime she goes away


I knowShe's gone to stay
It's breakin' me up
Anytime she goes away
Gotta leave the young thing alone
There ain't no sunshine when she's gone


Ain't no sunshine when she's gone
It's not warm when she's away
Ain't no sunshine when she's gone
And she's gone much too long
Any time she goes away


Ain't no sunshine when she's gone
I wonder if she's gone to stay
There ain't no sunshine when she's gone
And this house just ain't a home
Any time she goes away


I know
She's gone to stay
It's breaking me up
Any time she goes away
Gotta leave the young thing alone
There ain't no sunshine when she's gone


Ain't no sunshine when she's gone
I wonder if she's gone to stay
Ain't no sunshine when she's gone
And this house just ain't no home
Any time she goes away
Any time she goes away


(c) Bill Withers

2/14/2007

Volver a Empezar



Está allí, en lo alto, a cielo abierto, entre escombros de piedras refulgentes que debieron ser blanquecinas alguna vez. Ya no brillan, no están lustrosas. Tienen restos de negro carbón.

El cielo, rojo sangre, llora cenizas en el aire carmesí cargado de calor. La temperatura sube asfixiante, provocada por los incendios de centenares de hogares. El humo todo lo invade, desprendido por la madera (en el mejor de los casos) quemada, dificultando respiración y visibilidad a la par.

Escondida entre unas ruinas, alejada en el sitio más elevado y seguro que ha sabido encontrar, apretaba fuertemente sus puños intentando en vano eludir el fragor de la batalla. Sus ojos cerrados la sumían en una falsa oscuridad, y la protegían del humo que amenazaba con hacerla llorar; proporcionándole ilusión de calma.

Poco a poco, el temblor provocado por la batalla a su alrededor la alcanza; mas continúa negándose a alzar la vista.

Tiene miedo de mirar a su alrededor, para contemplar la destrucción de su casa, los cuerpos rotos de sus amigos, de toda la gente que una vez amó.

“¿Por qué?”, se pregunta, “¿Por qué contemplar de nuevo el desolado paisaje que no desaparece de mi mente, y que quedó grabado a fuego? No necesito abrir mis ojos, para verlo de nuevo”.

Dolor en su sien. Una pequeña brecha deja escapar gotas de sangre. Está tan cansada, tan exhausta, que ni siquiera se preocupa en comprobar el estado de su herida. No sirve ya de nada. Ella lo sabe…

Algo más abajo se escuchan entrechocar las armas, y los continuos estallidos, señal de un hechizo que ha dado en su blanco. Pero para ella ya nada tiene sentido y se deja llevar, cayendo en la inconsciencia.

Su memoria vuela libremente, viaja en el tiempo a un sitio al que jamás podrá regresar. No volverá a casa porque le esté prohibido. Simplemente, no volverá a casa porque no tiene dónde. Su hogar, aniquilado, es como mucho un recuerdo vano de días felices y dulces en compañía de sus hermanos.

Llora en silencio, y sus lágrimas resbalan poco a poco sobre su tez. “Es solo el humo”, se dice. “Es solo el humo lo que me hace llorar”.

Una extraña mezcla de calor sobre la piel fría la embarga, y rememora, con los ojos cerrados días que ya no volverán.

Recuerda que hubo una vez un mundo, pequeño, poblado de compañeros con quienes vivió mil aventuras y alguna batalla. Alguna batalla, pues en aquel entonces era pequeña (y por qué no, cobarde), por lo que no se unía a la lucha más que cuando era inevitable ya.

Aquel mundo -su pequeño mundo-, tenía sus ciudades bulliciosas pero de humilde tamaño.

Tenía una brillante urbe de clérigos y paladines, enlazada por carreteras y bosques a la cosmopolita sede de magos, con sus prístinas construcciones y la refulgente torre de los hechiceros, toda ella de marfil. Ésta, se elevaba al cielo imponente, desafiante, cual si escrutando entre las nubes pudiera encontrar los secretos del universo.

La Torre, fue su hogar. El único hogar al que sabía a buen seguro que podría regresar siempre que quisiera… En aquellos días en que aun se podía pensar que había un lugar seguro donde volver. Un lugar seguro que llamar casa, donde compartir la calidez de un buen vino en compañía de los amigos.

La Torre. Con sus maestros y sus innumerables libros catalogados en la perfecta biblioteca, aquella que siempre visitaba ávida de conocimientos, donde sus mayores habían ido a buscarla si pensaban que había escapado. No: allí estaría ella al acabar sus quehaceres…

Estallido cercano, en el piso de abajo probablemente. Aun está escuchando el aullido ensordecedor de la gente que la rodea. “Espera…” recapacita “No puede ser de la gente que me rodea, ellos no chillan, ya están en un lugar donde no tienen porqué gritar”.

Dolor en su costado… Sus costillas la están matando. Se ríe. Ironía… “Mis costillas me están matando”. Se arrebuja entre los jirones de su capa un poco más… Y huye de vuelta a algún rincón de su memoria.

"Los ancianos", recuerda, "aquí nos contaban historias". A ellos, los pequeños aprendices de magos. Sobre humanos, orcos y trolls… Sobre gnomos, enanos y elfos malvados… Pero los que más le gustaban eran los cuentos sobre dríadas y las antiguas leyendas sobre los días de gloria de su raza.

Sonríe levemente al recordar cómo sus pequeñas y puntiagudas orejas temblaban de emoción imaginando cómo había sido la mítica ciudad de sus ancestros, de los que cuando ella nació, no quedaban más que ruinas escondidas en parajes boscosos.

En su juventud, la gente no hablaba con admiración de los elfos. ¿Quién podría admirar a aquellos seres escurridizos que habitaban poblados escondidos entre árboles, seguros a la vista de cualquier visitante? Sus congéneres confundieron orgullo y altanería, se volvieron hoscos.

“¿Qué importancia tiene ya esto ahora?”, se cuestiona en silencio, mientras el suelo tiembla bajo su cuerpo.

Siempre le habían dicho que llega un momento en que toda la vida pasa ante tus ojos rauda, cual pez esquivo. Seguramente debe ser algo parecido.

Se pregunta en silencio cómo pudieron todos llegar a este extremo. En qué momento la guerra se desencadenó rápidamente, como un lobo hambriento dispuesto a devorarlos a todos. A todos por igual, compañeros o enemigos. La guerra no hace distinciones.

Con los ojos cerrados podía ver a sus amigos, su familia, su marido… Su hija. A su hija le dio tiempo de mandarla lejos del infierno que era ahora su hogar. A su marido, lo perdió en algún lugar de la batalla, y sus amigos yacen a su lado.

“No”. Se corrige. “A mi lado yacen los cascarones vacíos de mis amigos. Sus espíritus volaron libremente. Ahora tienen otros nombres, otras caras, otros cuerpos”.

“Soy cobarde”, piensa. “Ni aun en el último momento tengo voluntad para luchar y contemplar la verdad ante mis ojos”. "¡Levántate!", se dice a sí misma.

A ciegas tantea a su alrededor en busca de su bastón.

Un buen mago no deja su bastón en la vida. Claro que ya no tiene fuerzas para lanzar un mísero hechizo más… Pero al menos la ayudará a caminar.

Tambaleando, se levanta. No llega a erguirse pues el dolor en su costado es muy molesto. Su precioso vestido azul, está arruinado entre jirones y manchas carmín. Cualquier pordiosera llevaría mejores harapos.

Se acerca a la cornisa, para contemplar los profanados restos de la Torre de magos. Allá abajo, las casas arden hasta reducirse a ascuas, mientras figuras enloquecidas danzan y entonan cantos de destrucción.

“Ah… Qué triste final a tanta belleza”, piensa.

Se gira para contemplar una vez más el lugar donde creció, donde aprendió a ser maga, donde se casó, donde hizo sus mejores amigos.

Mira al cielo.

Como un regalo, un golpe de aire caliente agita las nubes. A lo lejos, la luna brilla blanca y pura, ajena a lo que sucede a sus pies.

La luna la llama. Puede oírla. Como llamó a sus amigos.

Se sienta contra una pared, y se deja llevar. Está tan cansada… Ha luchado ya tanto… Y no queda ya nada más por qué pelear. Sí, quiere dormir… Quiere volver a casa, quiere otra oportunidad.

Otra oportunidad para reencontrar sus compañeros, para reencontrar a su familia. Está segura de que aunque sean diferentes, les reconocerá.

Sí.

Otra oportunidad para vivir mil aventuras y hacerlo mejor esta vez. Quizás esta vez pueda impedir una guerra.

Sí.

Cierra los ojos, se marcha despacio, para volver a empezar.

2/06/2007

Amor eterno

(c) Ai Yazawa

El verano pasado, quedé con una amiga de la uni, que hacía tiempo que no veía. Las dos habíamos pasado recientemente por momentos de esos de “los tíos dan asco”. Su novio de toda la vida, la dejo por otra tía, cerebro de mosquito, que conoció en el bar musical que los dos llevaban en común.

El muy cabrón, estaba con la otra, mientras estaba con ella.

Mi amiga me decía que lo que más la jodía era saber que cuando la otra la miraba con cara de pena, era por eso: porque ella estaba con su actual ex.

El muy imbécil, pensó que la tía le iba a querer y respetar y todo el cuento de hadas. Claro, cual no fue su sorpresa cuando la tía le dio la patada.

Mi amiga y yo, salimos un par de veces de parranda, para olvidarnos de todo lo demás. La buena caza ayuda. Bueno, la caza. Punto. Lo de buena… Qué quieres que te diga. El caso es que cuando ella ya estaba bien, vino el asqueroso a llamarla de nuevo, porque claro el señorito estaba mal. Ya no tenía con quien follar y claro, lo de matarse a pajas debe servir los primeros no sé… ¿Veinticuatro años de su vida? xD

El cerdo, se quedó indignadísimo cuando ella, muy alegre, cogió el móvil y le dijo que ella estaba de coña.

¿Cómo, oh, Dios mío, cómo podía estar ella alegre mientras él estaba hundido en la miseria, pobre desgraciado?

Pues nada, bien sencillo, porque ya lo tenía superado, y tuvo la suerte que él la necesitaba más que ella. Afortunadamente.

Ni idea de lo que fue del tipo. Como se puede observar, me caía de puta madre.

Vamos a retroceder un año en el tiempo.

Mi amiga, tenía un hermano, más pequeño, unos seis años. Cuando íbamos a la universidad juntas, algunas veces nos habíamos ido a pasear a un centro comercial cercano, y nos lo llevábamos rollo mascota.

Mi último recuerdo de él, era siendo más bajito, algo más rellenito y diciendo “kankamusa”. Animalito, le dio por ahí una buena temporada.

Años más tarde, me encontré a mi amiga en la Illa (con su actual “ex”), y la saludé y le pregunté qué tal todo. Yo por aquel entonces vivía con mi ex, el informático loco. Nos pusimos todo lo al día que dos personas pueden ponerse (femenino plural) en escasos tres minutos.

Pasado el breve lapso me percato que alguien me dice: “hola, eh”. Me giro y lo veo. Coño. Jovencito, pero no está mal. Paso de él y sigo hablando con mi amiga, que a todo esto se estaba partiendo de risa.

- Tía… ¿Que no lo reconoces? –me dice ella.

- Coño, pues no –mirando mejor-. ¡Ostia! ¿Javi? Joder tío, cuánto has crecido. Lo último que recuerdo de ti es: “¡kankamusa! –risas-.

Pues sí, era el hermano de mi amiga. Nada, un par de risas y cada uno por su lado.

Un año más tarde, cuando ya había pasado la hecatombe, yo tenía mi pisillo de alquiler y mi amiga tenía más tiempo libre, decidimos coparlo yéndonos de fiesta. Me habían vendido la moto de vamos a Castelldefels… Y acabamos en Gavá. Todo cholos.

¿Pero a ver, desde cuándo el reggeaton era el colmo de la sofisticación musical nocturna?

Está claro que en el tiempo que había dejado de salir, algo había cambiado en el mundo. Impresionante.

Realmente no sé para qué carajo se tomaron las molestias de poner siete bares musicales, si todos ponían la misma mierda. La gracia de ir a un sitio don varios tugurios, es que al menos puedes variar el estilo de música. Pues… Es algo que allí no tenía lugar.

Ahí estábamos. Cuatro personas en Gavá. Tres chicas y un chico. Mi amiga, su hermano, la novia de su hermano y yo.

Nosotras nos perdimos por nuestro lado, y ellos por el suyo… Y mi amiga descubrió esa noche lo interesante del infanticidio. El caso es que, en esas yo le decía a mi amiga: “joder tía, por que es tu hermano… que si no… xD”. Y ella me decía “quita, quita, que es un crío y tiene novia”. Y yo le dije que a ver, lo de que era un crío de 18 no importaba porque total… Y que lo de la novia… Le duraría un breve lapso de tiempo.

Nada, ella me dirigió una mirada que no supe descifrar, nos reímos y seguimos a lo nuestro. Al final resultó que me dio clases de moral una que acabó liada con un crío de diecisiete creyendo que tenía veintiuno. Me muero de la risa xD

De camino a casa, en el coche de mi amiga, iban detrás su hermano y su novia.

Imaginemos la tierna escena: uno dormidito sobre el otro, tiernos infantes de dieciocho años (o casi). Y claro, la emocionada chavalita saca a relucir el tema del amor eterno, de lo bonito que es la pareja, blablabla…

Y a mí se me iban inflando las pelotas. No estaba el horno para bollos.

Total que va y me suelta (angelito): porque tú no te liarías con un chaval de dieciocho… Y me giró, la miro y le digo “mira, que para lo que lo vas a usar no necesitas mucho más, y si te digo la verdad, funcionan mejor que los mayores, porque están siempre más dispuestos” (que bueno, habría que verlo xD pero quería escandalizarla xD).

Por una de esas casualidades de la vida, el hermano de mi amiga se “despertó”. Cuan oportuno él.

Y claro, la cría desvió la conversación hacia lo bonito del amor. Y qué quieres que te diga. Ya no me pude contener más. Y se lo solté.

Que eso era una patraña, que no se iba a quedar con el tío que tenía al lado, que conocería a alguien más interesante. Seguiría estudiando y conocería a un tío en su entorno, se les pasaría el encoñamiento y se acabó.

Que eso de que te venden del primer amor y para siempre es una tomadura de pelo, y que el amor dura los tres años de chute hormonal. Y punto joder.

Mi amiga mirándome y diciéndome “tía, qué bestia”. Pero qué bestia ni qué pollas. Realidad, coño, realidad. Que cuanto antes lo sepan, mejor. Que hoy en día solo se quedan juntos a la primera los que no dan para más.

Es como decir que alguien se queda con su primer trabajo. Eso ya no pasa hombre… Siempre buscas un sitio mejor.

Las tías buscan un tío mejor, y los tíos no se qué mierda buscan. A saber… Su cerebro a buen seguro. Les basta con un sitio cálido y húmedo. Son tan simples…

Total, que encima, al mes y algo, la criaja va y se pira de vacaciones, y se lía con un tío que conoce ahí, en un brote hormonal.

Eso es lo que le duró su “amor para toda la vida”. El calentón de una noche de verano.



**** Now playing: Mecano – El mapa de tu corazón


Ha venido un pájaro del cielo
ha aterrizado en tu pelo
ha robado todos los secretos
de tu silencio.

Le has querido comprar una jaula
le has querido meter en tu cama
pero la ventanas de tu cuarto
miran al viento.

Tu sabes como viaja
y le sigues por el mapa
la ruta de tu corazón.

Date la vuelta
deja abierta la puerta
déjale volar
déjale soñar
Date la vuelta
deja abierta la puerta
ya te cansarás
de tanto llorar.

Siempre sales por el equipaje
donde el pájaro estuvo de viaje
tienes la casa llena de flores
de todo el mundo
De La India te ha traído un sueño
de la Isla te trajo un isleño
todos los regalos son pequeños
si hay un beso.

Tu sabes como viaja
y le sigues por el mapa
la ruta de tu corazón.

Date la vuelta
deja abierta la puerta
déjale volar
déjale soñar
Date la vuelta
deja abierta la puerta
ya te cansarás.

Livin' la vida loca



Porque, ser friki tiene que servir para algo, y siempre hay que combinar la seriedad de la vida con las aficiones de uno para no pegarse un tiro, aproveché la ocasión de la vida universitaria para hacer un trabajo sobre los juegos en internet.

El próximo 24 de febrero tengo mi examen de oratoria, que se trata de hacer un discurso de cinco a siete minutos. Y yo me dije... Si tengo que hablar todo ese rato y convencer a alguien, mejor será que hable de algo que conozco... Así que me decidí a hacer mi discurso sobre el impacto de los MMORPGS en la sociedad.

Porque, realmente, ha tenido un impacto muy grande, y que seguramente se verá incrementado en el futuro. Cualquier día de estos, veremos tesinas y estudios al respecto.

La gente de a pie (es decir, el 99'9999% del personal), se toma esto a cachondeo, piensa que estamos enfermos, que es una tontería y que sólo es "un juego". Lejos de todo eso, es también una forma de relacionarse.

Porque, como en el ajedrez, detrás de las piezas, hay un ser humano que las mueve, con sus sentimientos y sus emociones. No hay robots ahí detrás. Hay personas (en un porcentaje del 0'0001, pero las hay xD). Y cada una de ellas entiende ese juego de una manera distinta y actúa en consecuencia.

La verdad es que es un tema muy extenso, y daría para hablar mucho más de 7 minutos, pero me temo que no tendré esa suerte.

Aquí están los esbozos de lo que más o menos querré mencionar en ese rato.


*****



A través del espejo


Buenos días, hoy todos tenemos algo que exponer aquí delante, sin dormirnos –cosa harto difícil a estas horas de la mañana- durante los próximos cinco minutos.

Ya que os tendré que entretener durante ese lapso de tiempo que muy probablemente se me antojará eterno, me voy a permitir hablaros de un tema que conozco un tanto, y es la repercusión de los juegos on line en la sociedad actual.

Para quien no haya tenido la experiencia de relacionarse de esta manera en la red, probablemente lo que explique va a sonarle en el mejor de los casos a chino o a ciencia ficción, y en el peor, me destituirán de delegada y pedirán que me lleven al psiquiátrico más cercano.

Voy a hablaros de algo que, probablemente, era del todo impensable quince años atrás, incluso tal vez, siete años atrás, porque la tecnología no estaba suficientemente al alcance de todos.

No obstante, quiero deciros que todo esto está fundamentado en datos fiables, y estudios de personas que se esmeran en el tema, y dedican gran parte de su tiempo y esfuerzos a analizar este fenómeno.

Para situaros, voy a explicar brevemente la historia de Internet en España en rasgos generales, hasta la fecha.

En 1990 nació lo que todos conocemos como RedIris, donde están conectadas muchas de las universidades de las que hemos sido alumnos. En 1992 surgió el primer proveedor comercial de servicios de Internet en España, conocido como Goya Servicios Telemáticos, SA. Un servicio bastante exclusivo, y por lo tanto, caro, que podían permitirse unas pocas personas, conocido bajo el nombre de Ibertext, y que aun funciona. Su velocidad no se medía ni siquiera en bits, si no en baudios.

Con el pasar de los años, la utilización de estos servicios fue generalizándose para dejar de ser privilegio de instituciones públicas y corporaciones privadas que lo pudieran costear, para llegar a los hogares –en nuestro caso- españoles.

Desde 1992 hasta nuestra fecha la cosa ha cambiado mucho. En 2005 según el INE había 5.200.000 viviendas que disponían de ordenador con conexión a Internet, la mayoría de las cuales estaban habitadas por 3 (aproximadamente 1'3 millones)o 4 personas (aproximadamente 1'8 millones). Eso hace un total de quizás 20 posibles millones de usuarios entre hogares y otros sitios de conexión habitual.

Como vemos, Internet ha canibalizado una parte importante de los hogares españoles en tan sólo 13 años, sin tener en cuenta empresas, locutorios, cybercafés…

Os cuento todo esto, para llegar a lo siguiente: El conocimiento crea la necesidad. Pasó con el teléfono primero fijo y luego el móvil, la radio, posteriormente la televisión, y ahora Internet. La necesidad, acaba siendo dependencia y por lo tanto finalmente, adicción.

Puede parecer descabellado, pero no es así. Aquí estamos, una veintena de personas, que por falta de tiempo y gracias a la red, se ha matriculado en una carrera a distancia, por Internet.

Pero nosotros somos una minoría, no hay que engañarse.

¿Dónde está pues el grueso de usuarios de la red? En horario laboral en las empresas, pero fuera de él, en los hogares, en las zonas circundantes a los colegios, y no es precisamente estudiando, si no utilizando la red para fines lúdicos.

Vivimos en una época en que los individuos tenemos cada vez menos tiempo para nosotros, hasta el punto en que en ocasiones, los contactos con terceros se hacen de forma virtual. Vivimos estresados, frustrados, desencantados. Cada vez son más frecuentes los servicios de Chat, las agencias matrimoniales online. ¿Cuántos conocemos alguna pareja que se ha conocido online? ¿Amigos hechos en la red?

El ocio en inernet es el siguiente paso lógico: explotación de cualquier tipo de servicios encaminados a ocupar a los individuos, con carácter lucrativo. Así nos encontramos con casas de apuestas, de subastas, servicios de juegos gratuitos on-line, y la sofisticación de los juegos de role playing.

Me veo obligada a hacer una pequeña pausa para explicar en qué consiste un juego de rol playing. La mayoría de vosotros ya conoceis los típicos juegos de mesa, donde la gente juega a ser un elfo o algo parecido. Los juegos ambientados en la edad media o fantasía son los más habituales, aunque existen algunos de temática futurista.

El verdadero atractivo de este tipo de juegos, radica en la posibilidad de crear una imagen de “uno mismo”, desde cero: altura, complexión, sexo, raza, profesión. Para muchas personas es la promesa de vivir la vida que siempre soñaron.

¿Enfermizo? Quizás.
¿Adictivo? Seguro.

Pero tal vez, hablar de magos, dragones, elfos y princesas puede parecer un poco ajeno. Bien. No nos equivoquemos. La industria es inteligente, porque lo que quiere es hacer negocio, y por ello se adapta a todos sus posibles clientes. En el año 2002, apareció un juego llamado “Second Life”, de carácter gratuito. El objetivo del mismo es crear una versión virtual de cada persona, que vive en una ciudad virtual, en su casa, puede hacer compras, y llevar una vida tan “normal” como nosotros fuera de los bits.

Quiero remarcaros una cosa: gratuito. Puedo asguraros que el desarrollo de un software con gráficos atractivos, y versátil requiere una inversión muy fuerte. Estamos hablando de millones de euros. Entonces… ¿Por qué gratuito? Para que llegue al máximo número de personas posibles. ¿Por qué al máximo número de personas posibles?

Para que cuatro años más tarde, en el 2006, Second Life sea un mundo que cuenta con la friolera de 3 millones de habitantes, que interactuan en la red. Tres millones de habitantes, que adquieren casas virtuales, obejetos virtuales, y que, aunque parece una locura, tienen una moneda que cotiza en la bolsa en EUA. El miércoles pasado, sin ir más lejos, se hicieron transacciones por valor de 950.000 dólares americanos. ¿Cómo pudo esto tener lugar? Porque en el mundo de Second life, las grandes corporaciones que tienen sus sedes en la vida real, han instaurados sedes virtuales, tiendas virtuales, centros comerciales virtuales, que venden a sus usuarios productos de consumo, que les son entregados en su propio hogar en la vida real.

En Second Life, puede haber una tienda de IBM, con un dependiente digital, que está llevado por una persona real cuyo sueldo paga la compañía, y “juega” a trabajar 8 horas al día.

En Second Life hay cines virtuales, que el día del estreno oficial, estrenan virtualmente la película, cobrando entradas por ello. ¿Locura? De la genialidad a la locura hay una línea muy fina, y alguien está bailando sobre ella cada instante… Pero está ganando millones de euros.

En un solo día. Y eso, uno tras otro. No, la red ya no es una cosa de niños.

Vivimos tiempos extraños, pero habitamos el mismo mundo capitalista.

El buen empresario es aquel que es capaz de detectar las necesidades de sus clientes, potenciarlas, o lo que es mejor: crear necesidades en esas personas.

La última historia de éxito de los juegos en al red, en esta ocasión, de pago (cuya cuota mensual es de 13 euros), viene de la mano de Blizzard, una compañía dedicada al desarrollo de juegos cuyos orígenes se remontan a 1994.

Quiero que pongáis atención en la fecha: 1994.

Hace escasamente trece años.

En trece años, Blizzard ha conseguido invadir las casas de 8 millones de usuarios alrededor de todo el mundo, que al módico precio de 13 euros al mes (o su equivalente en la divisa del lugar), nos da la minucia de 104.000.000 de Euros al mes.

Se dice rápido.

Está claro que una parte de los mismos, se destinan a gastos de explotación (sueldos, servidores, proveedores, publicidad, desarrollo…). Pero no perdamos eso de vista: 104 millones de euros al mes.

El punto culminante de la carrera de la compañía se alcanzó el pasado 16 de enero, con la salida a la venta de la primera expansión de su juego insignia: World of Warcraft, The Burning Crusade. En las primeras 24 horas, se vendieron 2,4 millones de copias a un precio medio de 40 euros; y en esas 24 primeras horas, 1,6 millones de usuarios conectaron a la red y actualizaron su juego con la expansión.

Todos estaban ansiosos de descubrir los nuevos terrenos, los nuevos diseños, del equipo de Blizzard.

El mundo de Warcraft nació en 1994 con la aparición del juego para PC “Warcraft: Orcos y Humanos” (considerado Warcraft I), de carácter estratégico, en el que se presentaban dos facciones que se enfrentaban entre sí, para ocupar territorios. El éxito de ventas que supuso, llevo a que Warcraft III El Trono helado (expansión de Warcraft III) viera la luz. En el camino nacieron otros mundos como Starcraft, juego de corte similar pero ambientado en el futuro y el espacio, y Diablo, un mundo de fantasía épica poblado únicamente por humanos.

Blizzard evolucionó para adaptarse al mercado, de manera que implementó en su negocio un sistema de juego en red, tras la adquisición del sistema de Battlenet que permitía precisamente esto. Con ello consiguió que sus clientes pudieran disfrutar de las experiencias de enfrentarse unos a otros tanto en red local (LAN) como a través de Internet (más adelante).

Paralelamente a esto, surgía uno de los mmorpgs más famosos, conocido como “Ultima Online” (1997), que permitía a sus usuarios jugar en un mundo virtual a magos y guerreros, entre otras cosas.

Probablemente Blizzard, vislumbró (o ya sabía que éste era el camino del futuro).

El mañana estaba ahí: en conseguir que la gente jugara en la red, que aprovecharan la sinegia que creaban entre ellos, que se crearan redes de contactos, que pudieran jugar con amigos ya conocidos, o con personas aun por conocer.

Ése es el secreto de los éxitos online: recordar que a pesar de que una empresa comercializa un juego, los usuarios finales son personas, de todas las edades, de cualquier parte del mundo, que acaban identificándose con su personaje.

Por ello, el diseño era de vital importancia. Se creó un mundo atractivo, con un brillante diseño de paisajes, y un trabajo elaborado sobre los personajes.

Los juegos online explotan hasta la saciedad las ansias de superación, la soledad, la voluntad de pertenencia a un grupo, el afan por descubrir nuevos terrenos y sobretodo: la segunda oportunidad.

Los juegos online venden una promesa: puedes ser quien siempre has querido ser, en el mundo y tiempo que tú elijas. Es el canto de la sirena.

Son los fabricantes de sueños, diciéndole a las personas, que al final de un duro día de trabajo, de un duro día de clases, de los problemas conyugales, de los exámenes, de las horas de soledad, hay un mundo ahí fuera que puedes explorar lleno de gente nueva que conocer.

En 1872 Lewis Carroll escribió la secuela de la más famosa de sus obras: “Alicia a través del espejo”, donde una muchacha hastiada por lo cotidiano de su vida, persigue sus fantasías a través de un espejo. Ciento treinta años más tarde, millones de personas persiguen sus sueños a través de una pantalla.

Me gustaría explicaros muchas cosas más al respecto, pues queda mucho que contar, pero lo que no me queda, por hoy, es tiempo.

Muchas gracias.




Links de interés:

- Estadísticas: mmogchart (interesante estadística sobre la evolución histórica de juegos y cuotas de mercado).

- Artículo (inglés): Definición de MMORPG (wikipedia)

- Artículo (inglés): A WoW World (escrito por un visionario)

- Artículo (inglés): Historia de los MMORPGS (en varios capítulos, muy interesante y detallada)

- Site (inglés): Psicología de los MMORPGS

- Site (inglés): Blizzard (desarrollador de Warcraft)

- Site (inglés): Second Life (juego online basado en la vida real, mueve al día aproximadamente un millón de dólares americanos --> reales <-- en transacciones)

2/05/2007

La importancia de saber parecer oveja


Bueno… Aquí estamos una vez más.

Llevo unos días que… “Pa qué”.

Hace cosa de tres semanas que no limpio a fondo mi casa. Me dedico a dormir, a vegetar, a leer comics y libros ya jugar al World of Warcraft.

Vale… Seamos sinceros: a jugar al WoW, a leer comics, a dormir, y a vegetar por ese orden. El porcentaje más bestia de tiempo dedicado en ratos de ocio se lo lleva el WoW. Puntualmente dedico ratos a estudiar y hacer trabajos para la universidad (no más de lo estrictamente necesario).

Haciendo un repaso a la lista del día de los santos inocentes, y estando a primeros de febrero, tengo que decir de esa lista, he conseguido:



  • Castrar a mis gatos

  • Comprar un PC nuevo

  • A falta de minicadena, me compré un Zen que llevo encima y pongo en la cocina con los altavoces. A fin de cuentas, solo quería oír la radio mientras limpiaba.

  • Adquirir el WoW, edición coleccionista
También decir que, pese a los Reyes Magos, no hay mejor Rey Mago que uno mismo. He tenido los mejores Reyes de mi vida, a pesar de que parece que me porté mal y este año los auténticos no me visitaron.

Pero bueno… ¿Quién quiere Reyes, teniendo dinero propio?

En fin.

Me he percatado de que la universidad sirve para algo, a fin de cuentas. Por lo menos, para sobrevivir durmiendo una hora al día el fin de semana. Es un buen training que me ha permitido jugar los findes, durmiendo esa hora al día xD ¬_¬’ (aunque luego se requiere un período serio de hibernación).

Mi dieta sigue siendo una mierda. No hago más que comer basura. Tendré que ponerle remedio a esto. Invitar más a los amigos para cocinar para todos. Esto es un dilema… Si les invito a cenar no juego al WoW… :$

Es un dilema peliagudo xD

Me toca las pelotas vivir pendiente del teléfono. El último tío con el que estuve me dijo que cuando acabara el proyecto, me llamaría. Bueno… Eso es una crueldad. Todo tío que se precie sabe que lo peor que se le puede decir a una mujer es “ya te llamaré”. Hay que ser insensible.

Las últimas semanas, cada vez que sonaba el móvil pensé que igual era él. Oía llegar un sms y corría directa a coger el teléfono. Hay que joderse. Con lo felices que éramos sin esos aparatos…

Me toca la moral cosa indecible. Me siento un poco idiota, al estar pendiente de la mierda de aparato, y más siendo consciente de la situación. Esto me lleva a jugar aun más al WoW.

El resto de mi tiempo libre lo dedico a postear en foros, a leer libros (devoré en 8 días: “La sombra de Ender”, “La sombra del Hegemón” y “Marionetas de la sombra” de Orson Scott Card). En fin. Cuando algo me gusta, parece que no paro hasta empacharme. Ahora mismo estoy que quiero leer algo, y no sé qué.

Me he dado cuenta que soy una yonki de la lectura. No puedo estar un puto día sin leer. Es desesperante. Al final me hice el carné Fnac, en virtud de la realidad. Pero me estreso, porque creo que gasto mucho. Ahora me van llegando los extractos de puntos… Y me estiro de los pelos cuando los veo… Porque 6 euros de regalo son 300 euros de compras. Me va a dar un ataque.

Pero bueno, por otro lado, lo compraría igual, y así al menos, algo que me llevo. El ser humano está diseñado para crear excusas automáticamente, yo creo. En fin.

Dedico parte de mi tiempo a conversar por msn.

Cada tanto conoces alguien de interés particular.

Ayer estaba hablando con una de estas personas, que me recuerda bastante a mí, y a veces, al leerle, parecía que era yo quien escribía. Supongo que sueno así de prepotente a los demás.

Yo no soy prepotente: estoy segura de mí misma (en lo referente a lo laboral). Si los demás son débiles no es mi problema, es mi ventaja (para su desgracia).

Estuvimos charlando un rato y tocamos un tema que nadie me había preguntado antes…

¿Qué tendencias políticas tengo?

La verdad es que la pregunta inicial era, a quien votarías… Pero, sinceramente, no votaría a nadie que no fuera yo. Son todo el mismo atajo de panolis. Además, tenemos “presidente” (masculino singular).

No es por nada… Pero querría recordar aquello de “el hombre promete hasta que la mete, una vez la ha metido, olvida lo prometido”. No creo que se salve de esto ni el presidente (esté en el puesto quien esté).

No sufráis, que cuando yo sea presidente, como no soy hombre, no habrá lugar a semejante dicho xD

Pues… A mí, sinceramente, me da igual quien gobierne, que hasta que no lo haga yo, no estaré de acuerdo.

Lo que sí parece que es cierto es que soy de tendencias de derechas, mas pro-empresario, más pro-capitalismo. No soy uno de esos empleados lloricas. No me quejo de que mi jefe gane más. No hay problema, mañana yo seré jefe.

Hace no mucho, estuvimos de elecciones sindicales.

Bueno, lo peor.

Una de gastar papel, enviar gilipolleces publicitarias a los empleados, de esos cachivaches inútiles que no sirven para nada, y papel, y cartas… Y hasta visitas.

En una de esas, me vinieron a ver a la mesa representantes sindicales de estos. Vamos, poco más y me da el ataque de risa. Suerte que soy educada. Pero mientras ellos hablaban y yo los miraba, pensaba: pero si no sabes ni quien soy, ni hasta hace tres segundos cómo me llamo… Y ahora me vienes a soltar una arenga de 17 minutos.

Por favor… Que yo estaba trabajando, no como ese pasmado.

Lo más divertido de todo fue cuando me preguntó: “¿cuántas horas trabajas?”. Pero si ya lo sabes… de 8 de la mañana a 8 de la noche… Y cuando se lo dije, puso cara de susto en plan “oh, dios mío, te están explotando”. Y me empezó a preguntar que si qué decía mi contrato, que si sabía mis derechos, que si no sé qué…

Mira tío, te lo voy a explicar bien clarito: no sé qué dice la letra pequeña de mi contrato, sé que tengo que hacer 1680 horas anuales. Pero que mi contrato verbal dice que mi horario es de 8 a 20. Cuando me cambié de empresa sabía eso. Un contrato verbal vale tanto como uno escrito. No me jodas.

Lo que no voy a hacer, es entrar en una compañía, y después decir “Uy…. Es que este no es mi horario”… Yo acepté el trabajo con todas sus consecuencias. Y no hay más. El tío se quedó a cuadros. Está acostumbrado a empleados llorones.

Tú haz algo por el estilo, y el resto de tu condenada vida tendrás un cómodo empleo de siete horas diarias cobrando una miseria. La gente no tiene visión de futuro.

Yo soy un empleado hoy, pero mañana seré directivo.

Lo que pasa es que vivimos en un mundo de borregos. Todos hacen lo que hacen los demás. Que oye, yo no me quejo. A más borregos en el mundo, mejor para los lobos.

No sé… Para mí esa cosa de las agrupaciones sindicales, son para los lloricas. Para esos perdedores que no quieren trabajar y que lo que quieren es hacer el mínimo y cobrar lo máximo. Vamos: no hacer el huevo y después cuando algo falle, tener alguien a quien llorarle, y rezar para que les salve el culo.

En algunas ocasiones, quizás son útiles… Pero que vamos, parecen básicamente el paño de los mocos empresarial.

En fin. Visto lo visto, está claro que tienes que comportarte de forma similar. A veces escucho lo que dicen y bueno puede ser algo interesante… Pero por lo general son como pequeños demagogos (algunos ni siquiera lo hacen bien).

De todas formas, la sabiduría induce a no destacar.

No sé, me parece muy absurdo que lo que critiques de alguien sea que cobra más que tú y que exige. Eso no es una queja. Es un lloro.

Borreguismo.

Hace un tiempo me vino un chico y me dijo, que porqué estudiaba una segunda carrera, si era una pérdida de tiempo. Pues básicamente porque me da la gana, y le dije que por lo general, los tontos no podían entenderlo.

Casualmente, fue la última vez que me dirigió la palabra. Pobre hombre, herí su sensibilidad. Era la clase de tipo que decía las cosas sin pensar a quien se las decía.

Prudencia. Nunca sabes dónde están las lealtades de tu interlocutor. Igual estás poniendo verde a alguien que conoce y a quien tiene aprecio.

Ayer cotorreando, se me ocurrió que la gente que piensa que los demás son prepotentes cuando están seguros de sí mismos, son los típicos que tienen fantasías y hacen castillos en el aire, con lo que después no pueden cumplir sus expectativas. Aunque, en el fondo, jamás tuvieron intención de hacerlo.

Entonces, conocen a alguien, que con dos cojones dice: mañana montaré mi empresa y seré jefe, y se comporta como tal… Y las pobres ovejitas piensan: “Oh, esta oveja está loca… Es una prepotente”. No hijo, no… Que no es una oveja… Que es el lobo.

Pero para llegar a muchos sitios, hay que simular que perteneces al rebaño. Nadie quiere un depredador acechando entre las filas.

Aunque siempre habrá algún ingenuo que pensará, “boh, está de broma”.

Claro, claro.


*** Nota mental:

Necesito cambiar mi dieta, pero ya.