9/25/2007

Cansancio



Arráncame el corazón. Yo ya no lo quiero para nada.

Estoy cansada.

Arráncamelo, y con él te lleves mi alma. Tampoco me sirve.

Arráncalo, y llévate la memoria. No quiero acordarme de ti. No quiero sufrir.

Llévate todos los recuerdos. Tíralos. Guárdalos. Haz lo que quieras con ellos.

Odio correr esta carrera. Quiero que la vida sea un paseo y disfrutar cada día de algo nuevo. De algo bello. De algo sincero. De algo amable. Estoy cansada de perseguirte.

¿Por qué?

Porque cada paso que doy es inseguro, y parece que mis pies pisan cristales cuando lo que debiera notar son flores.

Porque espero constantemente la zancadilla del contrincante rezagado.

Porque no veo el final, ni sé si acaso existe.

Porque no puedo vivir (ni quiero) con este desazón.

Arráncamelo.

Llévate tus risas. Siémbralas en otro lado. En otras tierras. En otro corazón.

Más lejano. Más cercano. Lo que tú quieras…Mas no en el mío.

Me haces daño…

Y estoy cansada de sufrir.

9/20/2007

Bolitas de relleno

(c) Ubi Soft - Rayman Raving Rabbids


¿Ves todas esas cositas del suelo? Sí, esas que pisas sin mirar. Esas que nadie atiende.

Cuando aparecen, alguien las barre y las tira en la basura. Pero luego siempre hay más.

Yo creo que la mayoría de gente no sabe qué son. Pero yo sí lo sé, porque yo no soy “gente”, y también las tengo.

Son pequeñas bolitas del relleno de tu cuerpo.

Estás roto. Yo me di cuenta, e intenté ayudarte. Pero tengo manos torpes, y tampoco son muy grandes.

¿Ves aquí? Yo también estuve roto.

Mírales a ellos. Casi todos lo están, salvo los juguetes nuevos que aun no han conocido la dureza del suelo, ni el filo del cuchillo, ni las marcas de los rotuladores que dejan sus huellas por todo el cuerpo.

No te confundas, no me acerqué por eso. No sentí lástima, de veras. Solo curiosidad.

¡Claro que soy de peluche!

Pero un gato no deja de ser un gato, ni por ser de trapo. Mírate tú, también de peluche, pero arlequín al fin y al cabo. A veces me pregunto qué habrá debajo de tu máscara. Pero tampoco es que importe demasiado, todos tenemos algo que ocultar.

¿Sabes por qué pierdes las bolitas? Es por ese desgarro de ahí.

Sí, sí. Ese mismo.

No. No disimules que yo también lo veo como tú.

No puedes engañarme, ¿sabes? Mira, ¿ves? Mis pupilas se dilatan y veo siempre, sea cual sea la intensidad de la luz. Veo perfectamente en la oscuridad. Es un don innato, aunque a veces me maldiga también por ello.

Errrrr… ¿El golpe ese de ahí? Nah, herida de guerra (entorna los ojos, ofendido). ¿Tropezarme yo? Ni en broma. Herida de guerra, te digo.

Oh… Ya… Sí claro, no te rías, ya sé que después no engaño a nadie (risas).

En fin.

Todo el mundo sabe que me fijo en los detalles, y lo observo todo… Entonces es cuando intento disimular haciéndome el tonto… Pero como ya no me funciona muy bien, tampoco intento hacerlo. Las cosas como son.

Pero no estábamos hablando de mí, eres un liante, ¿lo sabías?

Por cierto, encontré esto por ahí tirado. Sí, bueno no es de tu color, pero lo que importa no es la apariencia, a fin de cuentas, si no que sirva. También encontré agujas.

Oh, sí. ¡Y tanto que sí! Hilo y aguja.

¿Cómo que para qué? Lo sabes perfectamente: para remendarte.

¿Y a qué ahora esa cara de espanto? ¿Vas a venirme con chiquitas? ¡Eres un cobarde! No puedes huir eternamente. ¿A dónde vas con ese agujero ahí en medio?

Mírate bien, estás en los huesos. Cualquier día te quedas sin relleno y será demasiado tarde. Es que ni moverte puedes apenas.

Mira, ya sé.

El otro día vi al barrendero tirar muchas bolitas. Se cogen, se lavan y se colocan allí. Igual te puedo prestar alguna de las mías. Sobretodo las de la cabeza. Pienso demasiado, creo que no necesito tanto algodón por ahí arriba.

Ah, no, no. Las de mi cola no te las dejo. Esas son mías y me encanta mi colita.

¿Aun refunfuñas? Boh…

¿No te fías de mí? Bah… Yo soy un buen gato. Nah… Eso que dicen de los gatos son habladurías todo. Somos en extremo orgullosos, bastante fieles, muy independientes, algo recelosos y un poco lunáticos. Pero somos adorables.

Boh… Encima tiquis miquis (risas). Vale… Muy lunáticos. ¡Eh! Que tú no eres muy distinto, ¿qué te piensas? Ese traje a rombos blanco y negro no esconde la evidencia.

¡Argh! Me estás distrayendo de nuevo.

Mira, como ya te dije que yo soy muy torpe, y tengo poca delicadeza; y tú mucho orgullo y bastante pánico, puedes hacer una cosa. Tú coges la aguja y coses, y yo te ayudo a sujetar el relleno.

Sí claro, viéndote está claro que será una solución temporal… No tienes pinta de saber zurcir muy bien. Pero si te descoses, seguro que habrá más hilo y siempre hay más bolitas de relleno por ahí.

9/19/2007

Mañana



Le vi una vez nada más. Le vi sin verle.

Coincidimos por ahí como coincide tanta gente, y por cosas de la vida compartimos un par de horas en lugares imposibles.

Somos amables y generosos el uno con el otro. Acabamos lo que teníamos que hacer y nos despedimos con un “Hasta luego”. Esas dos palabras que dices siempre por compromiso. Como “pásame la sal”, “hace buen tiempo hoy” y otras tantas sandeces.

Los dos sabemos que lo más probable es que no volvamos a vernos en la vida. O quizás sí, pero no nos recordemos. ¿Qué más dará? No es algo que nos quite el sueño a ninguno de los dos.

Al día siguiente, aburrimiento, hastío. Otra vez esperando que ocurre lo imposible en el mismo sitio. La ciudad me aburre. La gente me aburre. Siempre es más de lo mismo.


De repente alguien me invita: “Eh, ¿te quieres venir un rato?”. "Sí claro, porqué no… ", respondo. Total no hay mucho más interesante que hacer que contemplar el infinito y el mismo océano de caras impersonales una y otra vez.

Cuando ves una, las has visto todas: más de lo mismo. El mismo corte de pelo, el mismo color de tez, los mismos ojos almendrados. Tan aburrido. La misma ropa en todas partes.

Para mi sorpresa, ahí está de nuevo. Le saludo. Me saluda. Charlamos animadamente. Pienso que es simpático.

Un par de horas más tarde cada uno se va por su lado… Y entonces le digo… “Oye… ¿Vamos de picnic?”. “¿De picnic?” me responde. “Sí, claro. De picnic… Ya sabes”.

Debió pensar que estaba loca. Pero accede sin problemas.

“Ok”, le digo yo “¿Quedamos en alguna de aquellas islitas que hay ahí cerca?”.

“Claro, pero dame ventaja que tú tardas menos en llegar que yo”.

“Sin problemas”, le respondo. Mientras tanto aprovecho el tiempo. Paso por casa, me cambio de ropa. Me acerco a la tienda, compro algo de fruta. Nada ostentoso: uvas y ciruelas. Un par de pastas y una botella de vino.

Me planto en la que sería nuestra isla por un tiempo, y llego antes que él.

Supongo que se asombra al verme en vestido. Probablemente eso refuerza aun más su idea de que estoy loca. Pero no tanto como cuando le ofrezco una copa de vino y algo de fruta.

Se queda atónito. Sonríe. Se ria a carcajadas. “Estás loca”.

“Dime algo que no sepamos”, le replico yo.

Las horas pasan… Las nueve, las diez, las once… Las doce, la una… En algún momento nos hacemos conscientes del tiempo que pasó. Y fue tan grato disfrutarlo y compartirlo… Tan dulce…

“¿Vamos a algún lado?”, me pregunta.

“Claro”, respondo yo.

Y esta vez nos vamos de paseo nosotros dos. Cuando necesitemos compañía, la encontraremos seguro.

De pronto son las seis de la mañana. ¿Cómo pasó tan rápido el tiempo? ¿Por qué me resisto al sueño? No tengo ganas de dormir… Pero los dos estamos cansados y nos despedimos.

“Hasta mañana”, le digo. No necesito preguntar si le veré. Estoy segura de que estará. Y el me devuelve un “Hasta mañana”.

Aquellos eran días de verano. El final de mis vacaciones, de hecho. Y un buen día tocaba volver a la oficina.

La última noche le recuerdo que tengo que volver a mi vida normal. No más paseos de madrugada, le digo. Charlar un rato, pero a las doce me voy, que a las seis y media me levanto.

“¡Ey!” Le digo. “¡Vamos al cine! ¡Vamos al teatro!”.

“¿Al cine?”, me responde.

“Sí claro.”

“Sí, y ¿cómo lo hacemos? ¿Quedamos el fin de semana para ir al cine a la misma hora, a la misma película y la comentamos por móvil?”

“¡Pues claro!”, le respondo yo.

Nos reímos y ahí queda la cosa.

“Oye…” insisto… “¡Vamos al teatro!”.

“¿Al teatro?”

“¡Sí, al teatro! A ver un musical”

“¿Un musical?”

“Sí, “La Bella y la Bestia”. Lo estrenan en breve”, sonrío.

“Bueno vale, vamos al teatro. ¿Quién compra las entradas?”

“Las compro yo, y ya me lo darás.”

Y no sé cómo cuando me quiero dar cuenta ya son las tres de la mañana. Me despido con risas y dolor en el alma. Pero bueno, en “un rato” estamos charlando de nuevo, ahí perdidos en esa islita donde la gente que nos ve nos observa curiosos preguntándose que hacemos apartados del mundo.

Si les respondes “charlar”, no se lo creen y se van entre sonrisas.

No todo en esta vida es lidiar. Ni copular. Ni nada semejante. A veces puedes disfrutar de la lengua de alguien sin tenerla invadiendo tu cuerpo. A veces simplemente otra mente te fascina y quieres volver a conversar con esa persona otro día más.

“Dios, “ya son las tres!”, exclamo. “¡Voy a morir!”. Nos reímos, nos despedimos con las prisas y ya nos veremos mañana.

Pero “mañana” no le veo. No sé dónde está. Es la hora de siempre y no está allí.

Tampoco aparece “pasado mañana”. Preguntar si alguien le vio sería estúpido. Así que vuelvo a frecuentar el rincón gris y aburrido de la ciudad. Vuelvo a ver pasar copias de mí misma (de mala calidad), y a veces copias de él. Pero no le encuentro.

Tres días más tarde aparece. “¿Dónde te metiste?”.

“Me fui de vacaciones me contesta.” Vino su mejor amigo y estuvo pasando unos días con él… Y me dice… “Tengo que decirte algo” (¿por qué todas temblamos cuando un hombre dice algo del calibre…?). “Que mañana me marcho. Me aburrí de estar aquí.”

Y me embarga la tristeza. Últimamente lo único que alegraba la monotonía del lugar eran esas charlas vespertinas… Y las risas juntos. Visitar lugares tomando el pelo a la gente que nos creía pareja. Cuando nos dimos cuenta de eso, explotamos el filón.

Mañana iba a ser un día gris.

“¿Vamos de picnic?” Le digo.

“Vale, ya voy yendo para allá”.

“¿Aun recuerdas cómo llegar?”, pregunto.

“Claro”, responde él.

Ahora veo nuestro picnic distinto ¿Cómo decirlo? A la vez más gris porque es el último, pero aun colorido porque es agradable disfrutar de estas veladas.

Charlamos un rato más. No me gustaría que fuera la última vez que charláramos y por otro lado pienso que está acostumbrándose a mis locuras. Él mismo parece igual de loco que yo.

“Oye…” Le digo. “¿Compramos las entradas?”

“Claro”, me responde.

“He visto unas que me gustan mucho… Pero no sé si te importa en esa zona. Si quieres vamos un poco más atrás.”

“¿Me estás llamando agarrado?”

Pienso un rato y le digo, “Mmmmmmmmm. Sí”. Y me río.

“Ya he comprado las entradas. Seis de octubre a las dieciocho horas. Fila 12 asientos 13 y 14.” Y sé que al decir esa frase poco queda que añadir.

Me dice “Dame tu teléfono, por si llegas tarde que sepa dónde buscarte”. Así que se lo doy. Le digo “Dame tú el tuyo, porque seguro que llegas más tarde que yo”.

Pero me dice que no.

Y luego añade “Voy a hacer algo mejor”. Y entonces suena mi teléfono, dejando su número registrado. Deliciosamente previsible.

Dos horas hablando en castellano y en inglés. Con ese acento tan peculiar de alguien de “aquí” pero que ha vivido en muchos “allí”, y tiene más de británico o de “ciudadano del mundo” que de español.

Me deleita hablar con él. Pero todo lo bueno se acaba.

Y llega “mañana”.

Él ya se ha ido. A mí me quedan esta monotonía, dos entradas de teatro pagadas con una VISA y una cita con un amigo que no he visto en la vida, en la puerta de un teatro de Madrid.

9/17/2007

La delgada línea...

(c) Eunhee Choi / SONOV - PC Game "Shaiya: Light and Darkness"


… Que separa el amor del odio
… El éxito del fracaso
… La locura de la cordura
… La oscuridad de la luz

Estos días camino por ahí en el filito justo, justo. Y más ahora que lo único que me queda es esperar…

Esperar, esperar, esperar… Si vendieran paciencia… La compraría a quilos.

Debe ser que estoy un poco harta de todo, y me canso rápido de las cosas. No soy paciente, qué le vas a hacer. No tengo aguante.

Quiero las cosas y las quiero ahora mismo, o no las quiero para nada.

Tengo que meditar al respecto, ¿cómo es posible que alguien que piensa a largo plazo siempre, tenga un comportamiento tan infantil a ratos? Tengo que pulir eso de mí misma.

Esperar… Me voy a volver más loca de lo que ya estoy.

Pero quizás la espera vale la pena… Imagínate que es que sí… Entonces directamente caeré al éxito y a la locura, aunque las otras dos no las tenga muy claras xD

Y sería el centro de una envidia mal sana =P

Me hace una ilusión tremenda ^^

Aunque no estoy para nada convencida que sea la mejor opción para una adicta como yo… En fin creo que sé contar atrás desde 30…

¡Ah! ¡Qué desesperación tan agridulce! xD ^^ =_


*** Now Playin: Gala – Come into my life


9/13/2007

Locura


Llegó un mensaje a mis pies y respondí.


****

Es una botella brillante, y dentro hay un mundo de ilusiones.

Me llama… Me tienta... Me pregunto...

Igual es el destino.

No tengo nada que perder y necesito un cambio.

Así que la cojo, la abro... Y leo el mensaje completo.

Siento la brisa en la cara. Esa brisa fresca, salada. Trae olores de otras tierras lejanas. Trae la promesa de un futuro. No sé si mejor o peor. Futuro incierto.

Habla de aventuras, habla de otros lugares. Habla de ciudades desconocidas, de nuevas oportunidades y de empezar de cero. Habla de un reino lleno de dragones y fantasías, habla de un país donde embotellan sueños.

Me tienta...

Me tienta tanto...

Así que recojo la botella, cambio el mensaje por el mío propio... Y lo lanzo al mar.

Llámalo azar, llámalo casualidad. Llámalo como quieras, pero ha llegado cuando más lo necesitaba y no puedo resistirme a responder.

El mar es un sitio curioso, pueden pasarle mil cosas a mi botella… Y sin embargo, yo lo lanzo. No pierdo nada por intentarlo. Siempre estoy a tiempo de decidir.

La vida es riesgo.


"Habia una vez un joven que deseaba conquistar el Deseo de su Corazón.

Y aunque este principio no sea. en lo que a principios se refie­re, demasiado innovador (pues todo relato sobre todo joven que existió o existirá podría empezar de manera similar), sí que encontramos en este joven y en lo que le aconteció muchas cosas inusuales, aunque ni siquiera él llegó a saberlas todas."

- Neil Gaiman, "Stardust"


9/11/2007

Otra vuelta de rosca

Hacía como un año que no la veía.

Íbamos juntas al colegio, ella es un año más grande que yo, y en el instituto coincidimos. También coincidimos en el gimnasio, íbamos juntas a Taek won do y nos fumábamos los entrenos en los vestuarios comiendo patatas fritas, conguitos, M&Ms y bebiendo cocacolas y fantas.

Montse se fue a USA y yo me quedé en España. Ella adora California y yo adoro Madrid.

Ella se fue a la aventura y yo me quedé estudiando, y ahora ella estudia y yo quiero irme a la aventura xD

Todo a destiempo.

Muchas veces hemos pasado peleas. Hemos tenido buenos y malos momentos. De haber sido tío y tía, probablemente habríamos sido pareja (y quizás hubieramos aparecido en las noticias de sucesos tras matarnos xD porque vaya par).

Pues sí, hacía un año que no la veía.

De pequeñas soñábamos con ser abogados. Soñábamos que una sería fiscal y la otra abogado defensor, y que tendríamos peleas dialécticas en los juzgados. Soñábamos que montaríamos una empresa. Un gimnasio, o algo así. Ella daría las clases y yo llevaría las finanzas. Cada una en su campo.

Hoy yo no sé qué soy exactamente, y tengo una vaga idea de lo que quiero ser. A veces me asusta lo que vislumbro de mí, y no saber qué me espera ahí fuera mañana.

Hoy ella estudia para ser profesora, y mañana quizás es la maestra de mis hijos. Ella, a quien yo di clases de pequeña. Le encantan los críos, será una maestra magnífica. Ha sacrificado mil cosas por su carrera y yo la oía... Yo no he sacrificado tanto por estudiar en la vida.

Siempre pensé que dentro de lo que cabe tengo que disfrutar la vida. Siempre he querido abarcarlo todo. Compaginar todas las facetas de mi vida. Era difícil y estresante. Un buen día me di cuenta de que las notas no le importan a nadie.

Cuando sales de la universidad, en el mundo real, nadie quiere saber si sacaste matrícula de honor. Te preguntan si tienes la carrera y punto. Y tu dice s que sí, pero no recuerdas dónde está el diploma. Posiblemente lo usaste para limpiarte el culo. That's it.

La admiro, no me cansaré de repetirlo. Ella, que se fue de aquí sin bachillerato. Ella, que siendo rellenita se hizo profesora de aeróbic y natación. Ella que envidia mis piernas y yo envidio su desparpajo.

Antes de conocerla, yo era una chica más bien tímida. Si hoy soy lo que soy, es en parte gracias a ella.

Y hoy me llamó por la mañana y me salvó del suicidio intelectual. Me dijo, "hace buen día, ¿te vienes a la playa?". "Vale" respondí yo.

Porque es de esas personas que da igual si no la ves en un año. Da exactamente lo mismo. Porque la veo y hablo como si fuera ayer la última vez que la vi.

De repente la veo en su moto nueva. Algún cerdo le robó la vieja. Le digo que es chula y es azul y me dice, ya te subiste en ella... No, Montse... Y me dice pues hace un año que la tengo... Y le digo pues entonces hace un año que no nos vemos.

Le digo... ¿No sabes lo que pasó con Gruttt? Y me dice que no y pienso... Mierda... Explicarlo de nuevo. Le digo que me disuclpe, pero que estoy tan aburrida de contarlo que le haré un "brief". Llegamos a la playa y le hablo de eso, de mis últimos tres ex y alguna cosa más.

Me mira incrédula. Bueno, no me mira, tiene conjuntivitis de caballo la pobre... Pero noto que me mira, que tengo su atención. Le dije que me pasé dos meses deprimida, que lloré lo que no se ha escrito y más. Que me cuesta fiarme de la gente, que no me creo lo que dicen... Y ella me dice que no le extraña.

"¿Por qué no me llamaste?" Me pregunta...

"¿Cómo te iba a llamar yo?¿A contarte las penas?", respondo...

Después de tanto tiempo no me atrevía a llamar a nadie. De hecho tampoco sabía a quien llamar. Ocho años de mentiras contra el suelo. Ocho años de una vida que no sé hasta qué punto es cierta. Me repito muchas veces, no me duele, me da igual. No me importa. Pero no, no es verdad eso tampoco. Y me da rabia.

Me dice... Tú escribes muy bien, y esto es folletinesco.. Y me anima a escribir.

Paranoiamos sobre las toallas en la arena, ideas y títulos. Anécdotas. Primeros capítulos... Sinopsis... Y sí. Pienso hacerlo. Voy a escribir ese libro y después se lo presentaré a quien corresponda.

Ella dice... Si lo publicaras yo te lo compraría. Así que nada, empiezo a pensar cómo escribirlo, cómo empezarlo y en qué momento parte la historia.

Y la historia empieza en el ocaso del verano de mis 21, cuando amenazaban con despuntar las primeras hojas de otoño.

Tenemos nuestros más y nuestros menos, pero supongo que ella sigue confiando en mí más de lo que yo misma lo hago. Igual que yo confío en ella.

Así que pienso darle otra vuelta a la historia. Porque es de las buenas: de las sentidas, de las emotivas, turbias, con momentos violentos. Con pasiones escondidas y secretos. Con traiciones de las personas más leales. Todo ahí mezclado.

Y creo que cuando alguien la lea, no creerá en su vida que fue real... Pero yo lo sé.

Fue una de las verdades más dolorosas de mi vida, porque fueron siete años y uno más de mentiras.

Y sinceramente deseo que todo lo que escriba, que cada palabra lave mi memoria y lo deje todo claro. Quiero empezar ya y que mi cabeza quede limpia, y que al leerlo y compartirlo, deje de dolerme.

Y mira, si acaso él lo leyera... Y le doliera... Y de verdad le doliera (cosa que espero con toda sinceridad), espero que sepa que no será seguramente ni la milésima parte de lo que sentí yo. Que le corroa las entrañas como el ácido, hasta el fin de los tiempos.

Tú no eras mi mejor amigo. Tú eres un traidor.

Polvo al polvo. Cenizas a las cenizas.

9/07/2007

Avaricia

(c) Blackeri - The Oracle


Aunque no te hayas dado cuenta, porque no miras los detalles…
Aunque no lo percibieras, porque no parece nada importante…

Yo lo sé.
Y sé que te escondo.
Y sé que no te muestro, cuando en realidad lo muestro siempre todo, orgullosa.

Porque todo lo que me gusta lo comparto, pero no a ti.
Por eso eres la única cosa que no aparece aquí.

Y aunque te busquen, no te encontrarán...
Aunque está ante sus narices…

Me gustaría hacerlo, pero no quiero.
Lo comparto todo, pero a ti no puedo.

Calma total

Entre Gaiman y Bequer me tienen afectado el cerebro. (Realmente no, posteo cuentos y poemas suyos por casualidad xD)

Ayer estuve hablando un rato con Héctor, a quien por cierto no vi la última vez que estuve en Madrid y tengo que resarcirme por ello. Dice que hace tiempo que no leía lo es escribía, pero que tras echar un ojo es muy becqueriano y que ese estilo me queda bien.

Supongo que cuando le conocí, me impactó mucho y se me quedó algo de la forma de escribir, como nos pasa a todos cuando somos adolescentes atormentados. Espero que eso no implique que vivo atormentada como entonces xD Pero me imagino que siempre hay momento de la vida en los que lo estamos.

O simplemente es una forma más de expresión, solo que cala hondo.

Ayer que me reencontré con Gaiman, después de tanto tiempo, después de su preciosa historia de la estrella, quedé bastante marcada por su introducción y por esa forma tan especial que tiene de contar sus historias.

Y viendo cómo escribe, parece blasfemia que a veces me dedique yo, que le leo y no llego a la altura de los atomos que componen lo que sea que moleste a los microbios de la suela de su zapato xD.

Nah, mentira.

La verdad es que es cribo de puta madre, y yo enseñé a Gaiman… Pero era nuestro secreto hasta que me decidí a publicarlo aquí. No obstante, le permitiré seguir cobrando sus royalties sin reclamar un ápice para mí xD

Jajajaja

Ayer estaba en el médico. Setenta y cinco minutos de espera en un ginecólogo privado… Pero bueno, supongo que mi cara denotaba mi alegría ante el disfrute de esas sillas pequeñitas con cojines desgastados por el uso de los culos de tantas premamás y sus maridos.

Afortunadamente, Gaiman estaba conmigo.

Hay un montón de cosas que no piensas hasta que lo haces. Curioso. Cosas de esas que das por sentado, o que parecen obvias, pero que no entiendes bien cómo, pasaron por alto en su momento. ¡Bum! Y te atropellan todos los indicios que deberían haberte hecho llegar a esa conclusión solo, y en un segundo, ¿sabes? Cómo en eso que se supone que ves pasar toda tu vida delante de ti antes de irte a “un lugar mejor”.

Me dijeron que encontraron un bulto en un ovario, un tamaño bueno, medio, pero teniendo en cuenta lo que mide una de mis fábricas de preproducción de ysondritas, puedo decir que me asusté. Aunque de inmediato el médico de turno me dijera que no era alarmante, que era algo frecuente y que casi todas las mujeres lo tenían o lo tuvieron alguna vez.

Me hace sentir bien saber que sigo siendo mujer xD Jajajaja En fin…

Yo creo que es que simplemente tanto que oyes de enfermedades te vuelves paranoica, pero sé que estoy perfectamente, al menos de mi aparato reproductor. El cerebro ya es harina de otro costal xD.

Ahora que te digo, que ya me hubiera gustado a mí joderle al médico su próstata como me jodió el a mí lo que yo te diga. Qué puta molestia.

Pero bueno, de la visita ya digo que lo mejor, los 75 minutos (muy a mi pesar) previos de lectura.

Y hoy también venía enganchada en el bus, leyendo.

La verdad es que llevo varios días con ganas de escribir, aunque no sé qué es lo que me ronda la cabeza. Me cuesta definirlo. Tengo varios cuentos perdidos por ahí, que empecé y no acabé y quizás un día lo haga.

Es como… Esos momentos que has tenido una charla importante, o un instante de complicidad que no quieres que quede estropeado por la primera imbecilidad que dices, así que callas… Hasta que tengas algo inteligente que decir (por lo que en mi caso, es difícil mantenerse callada, ya que sólo digo y hago cosas inteligentes… Lo sé, es una maldición).

No sé, lo que pasa es que después de mi último cuento me quedé exhausta y agotada mentalmente.

En ocasiones pienso que escribir y transmitir lo que tu quieres, y como deseas hacerlo, para luego leer tu obra y decir “joder, me ha quedado de puta madre, y es exactamente lo que quería explicar”, es como conseguir un buen orgasmo. No de esos que finges, ni de esos que son poca cosa no… De esos que dices… Vale, fúmate un cigarro, yo cojo un zumo de naranja… Que me tiembla todo y quiero descansar.

Sí, es una buena comparación xD (no es porque sea mía, claro… Seguro que a todo escritor se le habrá ocurrido alguna vez).

Y ahora debo estar en fase de reposo, hasta que me recupere y pueda seguir escribiendo.

Es como si la hoja, en este caso mi hoja virtual que es el blog, absorbiera un trozo tuyo, un trozo de alma y te dejara vacío.

Sí, es la maravilla de escribir, que dejas todo ahí esparcido y se despega de ti.

Para mí escribir es como bailar, me desahoga muchísimo. Me hace entender mejor lo que siento, lo que pienso y actuar en consecuencia. Y lo más maravilloso es una vez sacado de tu interior, releerlo, estudiarlo, analizarlo u olvidarlo hasta que puedas entenderlo.

Es sin más, gratificante.

Así que después de eso, y después de Bequer, y después de Gaiman, escribir de nuevo me parece una especie de herejía, porque no estaría a la altura de mí misma (modestia a parte xD).

No estoy vacía en absoluto. Estoy en fase de reposo xD =)

Y tan contenta ^^

Jajajaja

Por dios… No se puede vivir tan alegre… Pero tampoco sé por qué no puedo parar de reír xD

9/06/2007

El barrendero de sueños, por Neil Gaiman

Y con esto, dejo de colocar cosas de este buen hombre... Pero no sin recomendar una vez más que le leais xD

Mientras estaba en el médico esta tarde - noche, leí varias historias salteadas, y es... Una caja de sorpresas el libro. Tiene historias para todo.

Creo que me va a gustar porque me coge en un momento de "profunda introspección" xD =)

****

El barrendero de sueños

Cuando se han acabado los sueños, cuando te has despertado y has dejado el mundo de locura y gloria por el yugo mundano y diurno, a través de los escombros de tus fantasías abandonadas camina el barrendero de sueños.

¿Quién sabe lo que era cuando estaba vivo? O si, en realidad, estuvo vivo alguna vez. Seguro que no contestará tus preguntas. El barrendero habla poco, con su voz áspera y gris, y, cuando habla, es más que nada sobre el tiempo y las perspectivas, victorias y derrotas de ciertos equipos deportivos. Desprecia a todo el que no es él.

Justo cuando te despiertas viene a ti y barre y recoge reinados y castillos, y ángeles y búhos, montañas y océanos. Barre la lujuria y el amor y los amantes, los sabios que no son mariposas, las flores de carne, el correr de los ciervos y el hundimiento del Lusitania. Barre y recoge todo lo que dejaste en tus sueños, la vida que llevabas puesta, los ojos por los que mirabas, el examen que nunca pudiste encontrar. Uno a uno los barre: la mujer de dientes afilados que te hundió los dientes en la cara; las monjas de los bosques; el brazo muerto que salio del agua tibia del baño; los gusanos escarlata que te recorrían el pecho cuando te abriste la camisa.

Lo barrerá y recogerá: todo lo que dejaste al despertar. Luego, lo quemará, para dejar el escenario limpio para tus sueños de mañana.

Trátale bien, si le ves. Sé educado con él. No le hagas preguntas. Aplaude las victorias de sus equipos, dile cuánto sientes sus derrotas, dale la razón respecto al tiempo. Tenle el respeto que él opina que se le debe.

Porque hay personas a las que ya no visita, el barrendero de sueños, con sus cigarrillos liados a mano y su dragón tatuado.

Las has visto. Les tiembla la boca y sus ojos miran fijamente, y farfullan y lloriquean y gimotean. Algunos recorren las ciudades vestidos con andrajos, sus pertenencias bajo los brazos. Otros están encerrados en la oscuridad, en lugares donde ya no pueden hacer daño, ni a ellos mismos ni a otros. No están locos, o mejor dicho la pérdida de juicio es el menor de sus problemas. Es peor que la locura. Te lo dirán, si les dejas: son los que viven, cada día, en los escombros de sus sueños.

Y si el barrendero de sueños te abandona, nunca volverá

Humo y Espejos, Introducción por Neil Gaiman

<<-Quiero decir -dijo ella-, que uno no puede evitar hacerse mayor.
-Quizá uno no pueda -dijo Humpty Dumpty-, pero dos sí. Con la ayuda adecuada, podrías haberte quedado en los siete años.>>

-Lewis Carroll, "A través del espejo"


Introducción


Escribir es volar en sueños.
Cuando te acuerdas. Cuando puedes. Cuando funciona.
Es así de fácil.
- Libreta del autor, febrero de 1992


Lo hacen con espejos. Es un cliché, por supuesto, pero también es verdad. Los magos los han estado utilizando, colocados normalmente en un ángulo de cuarenta y cinco grados, desde que los victorianos comenzaron a fabricar espejos fiables y claros en grandes cantidades, hace bastante más de cien años. John Nevil Maskelyne empezó, en 1862, con un armario que, gracias a un espejo colocado con astucia, ocultaba más de lo que dejaba ver.

Los espejos son objetos maravillosos. Parece que digan la verdad, que nos devuelvan el reflejo de la vida; pero pon uno en la posición adecuada y mentirá tan convincentemente que creerás que algo ha desaparecido sin dejar rastro, gente escondida tras los bastidores o en el foso son fantasmas que flotan sobre el escenario. Oriéntalo bien y el espejo se convierte en una ventana mágica; mostrará cualquier cosa que puedas imaginarte y quizá algunas que no puedas.

(El humo difumina los bordes de las cosas.)

Los cuentos son, de un modo u otro, espejos. Los usamos para explicarnos cómo funciona el mundo o cómo no funciona. Igual que los espejos, los cuentos nos preparan para el día venidero. Nos distraen de las cosas que hay en la oscuridad.

La fantasía, y toda la ficción es una fantasía de un tipo u otro, es un espejo. Un espejo deformante, desde luego, y ocultador, si está colocado a cuarenta y cinco grados de la realidad, pero aun así no deja de ser un espejo, que podemos utilizar para decirnos cosas que tal vez de otro modo no entenderíamos. (Los cuentos de hadas, como dijo una vez G.K. Chesterton, son más que verídicos. No porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que a los dragones se les puede vencer.)

El invierno ha empezado hoy. El cielo se ha vuelto gris y se ha puesto a nevar y no ha dejado de hacerlo hasta bastante después de que anocheciera. Estaba sentado en la oscuridad y miraba la nieve que caía, y los copos brillantes con luz trémula mientras bailaban entrando y saliendo de la luz, y yo me preguntaba de dónde venían las historias.

Éstas son las cosas que uno se pregunta cuando se gana la vida inventando historias. Sigo sin estar convencido de que sea la actividad más apropiada para un adulto, pero ahora es demasiado tarde: parece que tengo una carrera con la que disfruto y que no supone levantarse demasiado pronto por la mañana (Cuando era pequeño, los mayores solían decirme que no me inventara cosas y me advertían de lo que me sucedería si lo hacía. Que yo sepa, hasta ahora parece que supone hacer muchos viajes al extranjero y no tener que levantarse demasiado pronto por la mañana.)

[...]

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Este libro no tiene desperdicios, si se presenta la ocasión, hay que leerlo... Y no hay que dejar escapar tampoco "Stardust".

Neil Gaiman es un alma sensible.

Virus, por Neil Gaiman

Imagen perteneciente a la saga de .Hack Sign

Me tomo la licencia de dejar aquí un cuento de Neil Gaiman que me ha impactado mucho.

Se me había pasado por la cabeza colgarlo en la web de mi clan de Warcraft, porque estamos pasando momentos delicados, pero dado que da mucho que pensar, se me ocurrió que no era la mejor ocasión, aunque el texto es brillante. Así que me decidí por ponerlo en mi espacio personal que es menos peligroso.

Cuando las cosas vuelvan a su sitio igual lo pongo.

Ya se sabe, la gente empieza a pensar, y ello conduce a una hecatombe mundial.

No obstante, tengo que decir que estoy leyendo un libro (soy adicta a la lectura, qué le vas a hacer...) de este hombre.

Desde que le conocí en Sandman, he pensado que Neil Gaiman es un buen dios de la literatura.

De sus libros, el que más me gusta hasta el momento es "Stardust", pero hoy encontré en Fnac uno que se llama "Humo y Espejos", antología de relatos cortos suyos... Y no tiene desperdicio.

Quería compartir una historia en concreto y luego transcribiré la introducción del libro -que no el cuento-, que a mí me ha calado mucho.

A quien ande aburrido, le recomendaría que le lea. Es un tipo peculiar, una mente brillante y un escritor increíble.

Este cuento, por ejemplo, es real como la vida misma. Y por eso, igual de duro.


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VIRUS

Introducción, por Neil Gaiman

"Este cuento lo escribí para Digital Dreams ("Sueños Digitales") de David Barrett, una antología de ficción informática. Ya no juego a muchos videojuegos. Cuando lo hacía, me di cuenta de que los juegos tendían a ocupar áreas de mi cabeza. Caían bloques u hombrecitos corrían y saltaban detrás de mis párpados cuando me iba a dormir. En general solía perder, incluso cuando jugaba con mi mente. Este cuento surgió de aquello".



Había un juego de ordenador, me lo dieron,
uno de mis amigos me lo dio, él jugaba,
dijo, es genial, deberías jugar,
y lo hice, y lo era.

Lo copié del disquette que me dio
para cualquiera, quería que todo el mundo lo jugara.
Todo el mundo debería pasárselo así de bien.
Lo envié por la red a tablones de anuncios
pero principalmente se lo envié a todos mis amigos.

(Contacto personal. Así es como me lo habían dado a mí.)

Mis amigos eran como yo: a algunos les daban miedo los virus,
alguien te daba un juego en un disquette y a la semana siguiente
o en viernes 13
te reformateaba el disco duro o te corrompía la memoria.
Pero éste nunca lo hizo. Éste era segurísimo.

Empezamos a jugar:
Cuanto mejor juegas más difícil se vuelve el juego;
quizá no ganes nunca pero puedes llegar a ser bastante bueno.
Yo soy bastante bueno.

Por supuesto que tengo que pasar mucho tiempo jugando.
También lo pasan mis amigos. Y sus amigos.
Y las personas que te encuentras, las ves,
que andan por las autopistas viejas
o hacen cola, lejos de sus ordenadores,
lejos de las salas de juegos que surgieron de la noche a la mañana,
pero que lo están jugando en su cabeza mientras tanto,
combinando formas,
cavilando sobre curvas, poniendo colores junto a colores,
girando señales hacia secciones nuevas de la pantalla,
escuchando la música.

Claro que sí, la gente piensa en él, pero sobre todo lo juega.
Mi record son dieciocho horas seguidas.
40.012 puntos, 3 fanfarrias.

Juegas a pesar de las lágrimas, el dolor de la muñeca, el hambre,
después de un rato
todo desaparece.
Todo menos el juego, debería decir.

Ya no me queda sitio en la mente: sitio para otras cosas.
Copiamos el juego, se lo dimos a nuestros amigos.
Transciende el lenguaje, ocupa nuestro tiempo,
a veces creo que últimamente me olvido de cosas.

Me pregunto qué le pasó a la TV. Antes había TV.
Me pregunto qué pasará cuando me quede sin comida enlatada.
Me pregunto adónde ha ido toda la gente. Y entonces me dio cuenta de que, si soy lo bastante rápido, puedo poner un cuadrado negro junto a una línea roja,
duplicarlo y hacerlos girar para que ambos desaparezcan,
duplicarlo y hacerlos girar para que ambos desaparezcan,
despejando el bloque izquierdo
para que suba una burbuja blanca…

(Así que ambos desaparecen.)

Y cuando la electricidad se apague para siempre entonces
lo jugaré en la cabeza hasta que me muera.