10/29/2007

Tan frío que quema

(c) Liiga Smishkalne - Pingu


La vida está tan llena de contradicciones… Nunca sabes bien porqué ocurren, pero cuando pasan, te sientes la persona más imbécil del planeta.


Porque necesitas desesperadamente hablar, pero te callas. Porque quieres estar cerca, y lo único que haces es alejarte. Porque quieres dar una caricia, pero te apartas… Lo haces todo del revés.


Quizás es que los sentimientos, las sensaciones, te colapsan y te superan.


Llegas a los treinta con la fragilidad de tener diez, con las mismas dudas pero sin la inocencia que te impulsa a hacer las cosas de corazón y sin pensar.


Porque tu corazón cada día arde más, pero curiosamente está más frío. Porque hierve debajo de su coraza de piedra como arde el núcleo de la Tierra y sin embargo, a pesar de su coraza, está indefenso. Es frágil, y tienes pánico a que le hagan daño otra vez.


Cuando eras pequeño no importaba, pero ahora asusta mucho. Cuando eras pequeño, tus padres te decían que el hombre del saco no existía, y ahora que eres mayor, sabes que él no existe, pero te aterran cosas peores: cosas reales. Esas cuya existencia conoces a ciencia cierta, y por experiencia sabes que hieren una atrocidad.


Es tan ridículo, pero tan cierto… Nos pasamos la mayor parte de la vida haciendo exactamente lo contrario de lo que de verdad deseamos hacer desesperadamente. De un modo erróneo, se le llama madurez y raciocinio, pero yo me pregunto qué sentido tiene mutilarse de ese modo.


Sin embargo, me miro, y soy igual que los demás.


Puedes estar muy lejos de alguien, y sentirle tan cercano; y sin embargo, una vez sentado a su lado, parecer que kilómetros de distancia te separan. Tan próximo, que su piel está al alcance de tu mano; y al intentar estirarla, tu mano está a años luz de reunir el coraje suficiente.

Y de pronto siento tantas cosas a la vez…

Noto como mi corazón se expande más allá del pecho que le puede contener, porque su latido explota. Aulla lo que mi silencio calla y mis labios no tienen valor de pronunciar: la calidez que guarda dentro, aunque lo único que se ve es la mal fingida frialdad.

Yo, que tan mal disimulo, pero que basta con mirarme para darse cuenta de las cosas… Tú, que no sé si lo notas y si acaso lo haces, simplemente disimulas. Tal vez, como lo hago yo.


P.D. Ya estoy en paz ^^

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