10/01/2008

Splitted

La verdad es que llevo unos días que para qué. Parezco el Dr. Jekill y Mr Hyde. Paso bastante rápido del buen al mal humor, aunque en el fondo no tengo así demasiados motivos para estar enfadada. las cosas van como van, y salen como salen.

El otro día vi un cartelito por ahí no sé dónde, que decía que todo tiene un final feliz, que por lo menos llega al final. Sí bueno, tengo mis teorías al respecto.

Quizás estoy demasiado amargada. Quien sabe.

La verdad es que en esta psada semana he llegado a odiar internet. Pero a odiarlo de veras. Yo. Eso ya es grave.

Que yo diga odie internet... En fin. Es como que el Papa declare que Dios no existe. Algo del estilo, que indica que estamos cercanos al apocrilipsis.

Mal mirado internet es como un arma de doble filo.

Estos días pasados encontré viejos amigos de cuando iba al instituto, gente que hacía mil que no veía, y me alegro mucho de haberlos encontrado la verdad. Aun me queda ver si en algún sitio por ahí perdida, puedo localizar a Georgina.

La cosa es... ¿Hasta qué punto puede un reencuentro con alguien hacer tambalear tu vida? No sé, no lo tengo muy claro.

Cuando era pequeña, me gustaba un tal Héctor Carrasco. Bueno, primero fue un pobre chaval, Tomás Morgado, que era así majo pero claro yo iba a primero de EGB, asíq ue eso no cuenta xD Después el que más tiempo me duró fue Héctor, que a todo esto no sé qué le vi.

Mirando atrás me doy cuenta que siempre he sido bastante obsesiva, en el sentido que si alguien me gusta, quiero saberlo todo de ese alguien. Imagino que visto desde fuera, asusta. No es que me dedique a preguntar directamente, claro, pero sía fijarme en los detalles y averiguar por mi cuenta intereses, aficiones, conocidos, todo lo que pueda. Es la maldición de ser muy inteligente y saber acudir a muchos recursos.

De todas formas, erróneamente me ha pasado que los objetos de mi investigación han creído que les quería más de lo normal. No es así. Simplemente, soy muy curiosa. Lo hubiera hecho por cualquier persona que me llamara un mínimo la atención. Aunque también es cierto que luego me encariño muy rápido.

Pero el tiempo pasa, para todo el mundo. A veces me acuerdo de Joan, tachándome de romántica porque me gustan las películas ñoñas, aunque yo ya sé que eso no existe y por eso precisamente, insisto, me encanta ver esas pelis. Igual que leo libros de fantasía aunque sé que no existen los dragones, solo porque sería bonito que tal vez existiera. Soñar es gratis. A veces se me hace tan dura la realidad, que ¿para qué voy a ver treinta películas como "Munich", o como "Un corazón indomable"?

Por eso yo sé que las cosas me afectan hasta cierto punto.

Dicen por ahí que la memoria engrandece los recuerdos, los modela, los tergiversa... Bueno, imagínate ahora que mezclas eso con internet, y coges un recuerdo, lo reencuentras en la red a través de una red social, y lo reafirmas mitificándolo además con al distancia. "Dinastia" al lado de eso es broma.

¿Por qué la gente tira cosas que tiene, por castillos en el aire? No lo puedo entender bien.

Hoy por hoy sé que si estando yo con alguien apareciera Héctor, le mandaba al carajo. Es más, hoy por hoy, se me aparece Tony que es la persona que más he querido en mi vida, y le mandaba al carajo igualmente. Pero parece que a veces las espinas se quedan más clavadas en algunas personas que en otras.

Entonces, miras la contraparte, y averiguas por ahí que esa quimera estaba casada, prometida, "arrejuntada", o como quieras decirlo, con alguien; cuando justo a través de una red social reencuentra a la persona que tú estás conociendo, y empiezan a hablar. Y un buen día, ella se entera que tú existes y da a entender que está celosa. Y el chico en cuestión cree leer que entonces si se pone celosa, es que él le importa. Y te deja porque quiere intentarlo con ella, quimera que hace 13 años que no ve, y todo en base a un recuerdo.

Es difícil de racionalizar. Bueno, como cualquier sentimiento en esta vida.

Entonces empiezas a pensar en lo poco que vales, aunque todo indique que no es culpa tuya. Y pienso joder, yo me merecía esa oportunidad. Quiero decir, yo estaba ahí, yo demostré interés, yo me cogí un avión y me fui a verle, y no porque esté enamorada ni nada, si no porque pensaba que valía la pena conocerlo más. Y no me hubiera importado para nada seguir conociéndolo.

Me gustaría que fuera una de esas excusas malas que te dan por ahí, pero va a ser que no.

Entiendo también que no vale la pena que le de más vueltas, por más que me jodió y me dolió. Porbablemente bastante más de lo que se haya pensado. Pero no fue tanto por su culpa como quizás por culpa mía por sentirme estúpida por confiar en nadie. Cada vez se te van más las ganas de confiar en la gente.

Reencontré en esa red social a mi amigo de la infancia, quien intentó muchas veces hacer de mí alguien más asquerosa y superficial, para que me jodieran menos y disfrutara más de la vida. Bueno, creo que igual es tiempo de probarlo.

A más camino más compruebo que la vida no está hecha para las buenas personas, ni laboralmente ni en lo personal.

Me imagino el panorama, aunque no quiera, de la muchacha esta que estará ahí con los lloros de lo mal que le fue con su relación anterior, etc. Y me acuerdo de eso tan típico que hace la gente que para superar una relación fallida se enganchan a lo primero que viene, y si encima te hace caso, y está empezando otra relación con alguien... Bueno, una dosis de celos para demostrar que a ti también te importa.

Qué más da que intente entenderlo. Qué más da como sea. La cosa es que valgo menos la pena que eso. Pues nada.

No es que viva amargada, porque a veces miro el blog y pienso, joder, no escribo una puta cosa alegre. No es que no me pasen cosas buenas (que son las menos, también hay que decirlo), pero necesito desfogarme de las malas.

A veces siento que algo dentro de mí se rompe, cuando creo que ya está bien pegado y me va costando más y más arreglarlo, como pegar una figura que se ha caído y a la que se le rompió un brazo, y cada vez que se cae cuesta más pegarlo hasta que un día igual ya no puedes hacer nada.

No es que no sea capaz de estar alegre, ni que no me ría con los demás, es simplemente que estoy jodida y siento esas dos partes de mí separadas como el agua y el aceite dentro del mismo vaso, y no soy capaz de cohesionarlas. Además está el hecho de que soy muy fatalista, todo sea dicho.

Los fines de semana son los mejores días, sobretodo cuando quedamos para comer, cenar, ir al cine, jugar a rol (sí, ahora estoy descubriendo el rol de mesa y hombre, me río bastante), vemos una peli, cocino, paseamos y tal. A veces me quedo a dormir en casa de Dereck y Meri porque duermo mejor en su sofá que en mi cama, pero ya no lo necesito tanto. Supongo que es el hecho de saber que no estás solo en la casa, y que ese sofá que lanza soul link al instante te atrapa (me he dormido intentando ver "La novia cadáver", "El caso Slevin", y no sé cuántas más).

Y cualquier día dejo Warcraft, porque ocupa mucho tiempo y cada día es más aburrido; y descubrí con Rosa un centro cívico cerca del trabajo donde hacen varios cursitos interesantes, además que estoy muy emocionada con el tema de la gastronomía.

Por cierto, que el tema de viajar me ha gustado mucho y creo que voy a seguir con ello en los años venideros, aunque la verdad prefiero viajar sola a ir en según qué compañías.

Cocinando con Yson - Ubber salsa de tomate

La receta esa de la salsa de tomate que se te repite tres días mínimo (garantizado)

Es ideal para pastas estilo macarrones, o fussili. También se puede servir con otras pastas rellenas.

La verdad es que una de las cosas que me gustan más de los últimos fines de semana, cuando quedamos en casa de Dereck todos, es que puedo explayarme en la cocina. Sería una experiencia aún más fantástica si la mayoría de los días supiera al menos cuántos gorrinos vamos a sentarnos a la mesa. Aún recuerdo un día que hice Salsa Carusso para cinco personas y acabamos siendo nueve. Vaya show. Apañamos la situación añadiendo frituvarias al menú.

Pero bueno lo más frustrante creo que ha sido hasta la fecha hacer un pastel de piña, contando que éramos 5 y ver que éramos ocho, por lo que tocó a una porquería de cachito por cabeza =_(

El otro día repetimos la experiencia de la pasta con mi famosa salsa anti-parejil o la-salsa-que-te-deja-lleno-una-semana-y-se-repite-otro-tanto, como se podría denominar en gnómico xD

Dejo por aquí la receta. Evidentemente, se sirve con un buen parmesano. Nada de quesos rallados chungos.


Ubber salsa de tomate (se repite por tres días)

* Dificultad: Nula (ideal para hombres, amebas, singles, estudiantes y vag@s)

* Tiempo: Cincuenta minutos (incluídos los treinta de cocción)

* Comensales: 6 a 8

* Utensilios:

- Sartén profunda, mínimo 25 cm
- Espátula de madera


* Ingredientes:

- Un pimiento rojo
- Un pimiento verde
- Una cebolla (y tres paquetes de kleenex)
- Tres o cuatro dientes de ajo
- Un chorizo estilo Palacios (en mi caso, que no pique, pero a gusto del consumidor)
- Un vaso de aceite de oliva
- 400 ml de vino tinto peleón (estilo Don Simón, si quieres algo más exquisito, pues ales, np)
- Especias: Orégano, perejil, ajo molido, tomillo, romero (si se quiere), sal y pimienta
- 3 bricks de tomate frito


* NOTA: También es posible combinar dos de tomate frito con uno de tomate triturado natural, en cuyo caso, además, añadir a las especias un poco de azucar para cortar el ácido).


* Preparación:

- Dejar preparados a mano el aceite, el vino y las especias.
- Pelar y trinchar los ajos en trocitos pequeños. Reservar en un plato aparte.
- Despellejar el chorizo y cortarlo en rodajas de 2 a 3 mm de ancho. Reservar en otro plato aparte.
- Lavar bien los pimientos y picarlos en dados pequeños. Reservar en otro plato diferente a los anteriores.
- Pelar y picar la cebolla. Reservar en el mismo plato que los pimientos.
- Poner la sartén al fuego, a calentar. Una vez caliente, verter el aceite. Esperar a que éste caliente también.
- Echar el picado de ajo al fuego, dejar dorar un poco.
- Una vez dore el ajo, echar el chorizo. Esperar a que dore. Cuando esté hecho (la grasa del chorizo se vuelve transparente), verter el picado de cebolla y pimientos.
- Remover cada tanto, esperar a que las verduras queden pochas e incluso se las puede dejar dorar un poco.
- Verter los bricks de tomate.
- Verter el vino.
- Condimentar con las especias.
- Dejar cocer aproximadamente media hora, para que evapore bien el vino y condense la salsa. Conforme pase el rato, la salsa irá adquiriendo un tono más oscuro. Ir removiendo cada tanto para evitar que se pegue.